Síntomas de la ictericia neonatal
Los síntomas y signos que se presentan en personas afectadas por la ictericia, conocida científicamente como hiperbilirubinemia, incluyendo a los neonatos, son los siguientes:
- Coloración amarillenta de la piel y de la parte blanca de los ojos, que generalmente comienza en la parte superior del cuerpo y se extiende hacia abajo.
- Alteración en el color de la orina, que se vuelve más oscura.
- Cambio en el color de las heces, que se vuelven más claras.
- Picazón en la piel.
- Fiebre.
- Fatiga y malestar general.
- Pérdida de peso.
- Dolores abdominales.
Complicaciones de la ictericia neonatal
La ictericia en los recién nacidos puede dar lugar a una serie de complicaciones, que a continuación se detallan:
Quernicterus
El quernicterus (en inglés: Kernicterus) es una de las posibles complicaciones asociadas a la ictericia, representando un tipo de daño cerebral que se puede prevenir. Entre los síntomas y signos que indican la presencia de esta condición se incluyen: mareos o pérdida de energía, fiebre, problemas para alimentarse, llanto incontrolable del bebé, movimientos anormales de los ojos, así como espasmos musculares y rigidez en diferentes partes del cuerpo. Es importante destacar que los síntomas se intensifican a medida que el niño crece, pudiendo llegar a experimentar convulsiones, problemas auditivos y alteraciones en los sentidos, así como manchas en el esmalte dental.
Encefalopatía bilirrubínica
El incremento de los niveles de bilirrubina en sangre, responsable de la ictericia, puede provocar otras complicaciones graves si no se trata a tiempo, entre las que se encuentra la encefalopatía bilirrubínica (en inglés: Acute bilirubin encephalopathy). Esta condición ocurre cuando la bilirrubina alcanza el cerebro, resultando tóxica para sus células. Es crucial abordar este tipo de casos de manera inmediata para evitar complicaciones a largo plazo. Los síntomas y signos de la encefalopatía bilirrubínica incluyen:
- Letargo.
- Fiebre.
- Dificultad para alimentarse o amamantar.
- Dificultad para despertarse.
- Llanto agudo.
- Curvatura del cuello y del cuerpo hacia atrás.