Consecuencias del contacto con el mercurio
El mercurio es una sustancia tóxica que afecta al sistema nervioso central. La exposición a este elemento puede causar daños graves en el cerebro, hígado, riñones, sangre, e incluso puede afectar a los órganos reproductivos. En el caso de un embarazo, puede perjudicar al feto. Por estas razones, se desaconseja tocar el mercurio con las manos, dado que la piel lo absorbe rápidamente, lo que puede resultar en la aparición de síntomas inmediatos como: mareos, vértigos, irritación cutánea y quemaduras químicas, un aspecto pálido o sudoroso de la piel, inestabilidad emocional y síntomas similares a la gripe. Además, los síntomas pueden variar dependiendo del tiempo de exposición al mercurio.
Si se ha tenido contacto con el mercurio, es fundamental buscar atención médica de inmediato, incluso si la persona afectada no presenta síntomas visibles de daño. Mientras se espera atención, se debe quitar la ropa contaminada con mercurio y lavar la piel con agua corriente durante al menos quince minutos para eliminar la mayor cantidad posible de la sustancia. Si la persona deja de respirar, se debe proporcionar oxígeno mediante una máscara o bolsa, evitando realizar resucitación artificial para no poner en riesgo al socorrista con posibles contaminaciones.
Fuentes de mercurio
El mercurio se encuentra de manera natural en la corteza terrestre y puede liberarse al medio ambiente a través de erupciones volcánicas, la erosión de rocas y actividades humanas, especialmente en la generación de energía mediante carbón, que contiene mercurio, así como en la quema de carbón y desechos. También se libera a través de procesos industriales y la minería de mercurio, oro y otros metales. Es posible que las personas entren en contacto con el mercurio sin intención, dado que se utiliza en la fabricación de varios productos, tales como:
- Baterías.
- Aparatos para medir temperatura y presión.
- Interruptores eléctricos y relés presentes en diversos dispositivos.
- Algunas lámparas.
- Empastes dentales.
- Cosméticos, incluidos productos de aclaramiento de piel.
- Medicamentos.
Estrategias para reducir la exposición a fuentes de mercurio
Algunas lámparas y baterías contienen mercurio, el cual no representa un peligro a menos que esos objetos se rompan, ya que el individuo puede inhalar el mercurio o entrar en contacto con él. Por lo tanto, si estos productos se rompen, se deben seguir las siguientes recomendaciones para minimizar el riesgo de exposición:
- Aerear bien la habitación durante 15 minutos antes de comenzar a recoger los fragmentos rotos.
- Usar guantes y ropa viejas que puedan desecharse antes de recolectar los fragmentos.
- Usar cinta adhesiva para recoger pequeños trozos de vidrio, evitando el uso de aspiradoras o escobas durante la limpieza.
- Utilizar una pipeta o jeringa para recoger gotas de mercurio, o usar un objeto como un lápiz o cartón para dirigir las gotas hacia un trozo de cartón.
- Limpia el suelo con toallas de papel húmedas o toallas desechables.
- Colocar el producto roto y todos sus componentes en una bolsa resistente, cerrándola herméticamente. Asimismo, se deben desechar la ropa que ha estado en contacto con el mercurio y las herramientas empleadas en la limpieza en otra bolsa resistente y bien cerrada, colocándolas en un contenedor de basura adecuado.
- Aerear la habitación 24 horas tras concluir la limpieza.