Anemia
Las células rojas de la sangre son responsables de transportar oxígeno a diferentes partes del cuerpo. Cuando una persona no obtiene cantidades adecuadas de hierro a través de su alimentación, puede padecer anemia, ya que el cuerpo necesita hierro para la producción de glóbulos rojos. Además de la dificultad para respirar, los individuos con anemia pueden experimentar dolor en el pecho, fatiga, mareos, palidez en la piel y extremidades frías. Para controlar la anemia, se recomienda consumir alimentos ricos en hierro y suplementos nutricionales, así como garantizar un aporte adecuado de vitamina C, que ayuda al cuerpo a absorber el hierro de manera más eficaz. En casos de anemia severa, puede ser necesario realizar una transfusión de sangre.
Trastornos Pulmonares o de las Vías Respiratorias
La dificultad respiratoria repentina puede ser resultado de varias afecciones médicas, tales como un ataque de asma, que provoca el estrechamiento de las vías respiratorias y un aumento en la producción de moco espeso; o neumonía, que es consecuencia de una infección microbiana. También puede ser una exacerbación aguda de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que se manifiesta como dificultad para respirar.
Trastornos Cardíacos
Diversos trastornos cardíacos pueden provocar dificultad para respirar, incluyendo la miocardiopatía, insuficiencia cardíaca e inflamación del pericardio. Inicialmente, el paciente puede experimentar dificultad para respirar al realizar esfuerzos físicos; posteriormente, puede experimentar esta misma dificultad al estar acostado, lo que podría llevar a la necesidad de usar varias almohadas al dormir para sentirse más cómodo. En algunos casos, también puede presentarse disnea paroxística nocturna, que despierta al paciente durante la noche.
Ansiedad
La ansiedad puede provocar la contracción de los músculos responsables de la respiración, lo que resulta en un aumento en la frecuencia respiratoria y la sensación de no estar obteniendo suficiente aire. Para aliviar los síntomas de la ansiedad, se aconseja sentarse o acostarse, relajar los hombros y respirar profundamente por la nariz durante cuatro segundos, seguido de una exhalación controlada por los labios durante ocho segundos.
Cáncer
La dificultad para respirar puede ser consecuencia del cáncer de pulmón, que ataca las vías respiratorias, causando colapso lobar o acumulación de líquidos. También puede ocasionar inflamación de los ganglios linfáticos en los pulmones. En el caso de otros tipos de cáncer que afectan a diferentes órganos, la dificultad respiratoria puede estar relacionada con la síndrome de caquexia, anemia o la metastatización que alcanza los pulmones.
Infecciones
La neumonía ocurre como resultado de una infección microbiana, donde los gérmenes ingresan al cuerpo a través de la nariz o la boca y llegan a los pulmones, causando dificultad para respirar, dolor en el pecho, fiebre y escalofríos. Esta condición puede tratarse mediante la consulta a un médico y la administración de antibióticos adecuados para eliminar la infección.
Otras Causas
Existen otras causas que pueden dar lugar a una dificultad respiratoria repentina, incluyendo:
- Hipertiroidismo.
- Fatiga.
- Obesidad.
- Neumotórax.
- Embolia pulmonar.
- Derrame pleural.