Evitar alimentos y bebidas ricas en azúcar
El consumo excesivo de azúcar provoca que el hígado lo convierta en grasas que se acumulan en el cuerpo, especialmente en la zona abdominal. Por lo tanto, es recomendable reducir la ingesta de fuentes de azúcar, tanto en alimentos como en bebidas. Algunos estudios han señalado que las bebidas azucaradas están vinculadas a un aumento del 60% en el riesgo de obesidad en niños. Esto incluye todas las bebidas azucaradas, refrescos, jugos de frutas y otras bebidas con alto contenido de azúcar.
Aumentar el consumo de proteínas
Diversos estudios han encontrado que la cantidad y calidad de proteínas consumidas se relacionan de manera inversa con la formación y acumulación de grasas en el cuerpo. Las personas que ingirieron mayores cantidades de proteínas tuvieron mayores probabilidades de perder peso. Además, una investigación demostró que el consumo de proteínas disminuye el deseo de comer en un 60% y aumenta la tasa metabólica, lo que ayuda a prevenir el aumento de peso. Por ende, se sugiere incrementar la ingesta de alimentos ricos en proteínas, como los huevos, carnes, pescados, mariscos, productos lácteos, legumbres y frutos secos.
Incorporar grasas saludables
Las grasas monoinsaturadas favorecen la oxidación de grasas y estimulan el metabolismo. Se encuentran en el aceite de oliva, aceitunas, frutos secos, entre otros.
Reducir la ingesta de carbohidratos
Disminuir el consumo de alimentos con alto contenido de carbohidratos contribuye a la pérdida de peso y al incremento de la quema de grasas. Varios estudios han mostrado que las dietas bajas en carbohidratos ayudan a quemar grasa del cuerpo, en particular en la zona abdominal.
Consumir alimentos bajos en calorías
Incluir alimentos con pocas calorías en la dieta ayuda a sentirse saciado, asegurando al mismo tiempo un consumo bajo de calorías. Esto puede lograrse al incluir porciones variadas de verduras en las comidas.
Beber cantidades adecuadas de agua
Mantener una adecuada hidratación es crucial, ya que ayuda a diferenciar entre la sensación de hambre y sed. La deshidratación puede incrementar la ingesta de alimentos y el consumo calórico cuando el cuerpo realmente necesita agua. Se recomienda beber entre 6 y 8 vasos de agua al día.
Realizar actividad física
La práctica regular de ejercicio desempeña un papel fundamental en la pérdida de peso y la quema de grasas. Un estudio indica que correr una vez a la semana una distancia de 32 kilómetros puede contribuir a la reducción de grasa abdominal y prevenir la acumulación de más grasa en el cuerpo.