Efectos de la mendicidad

Consecuencias de la Mendicidad

La mendicidad no es una práctica permitida, ya que representa una de las preocupaciones sociales más serias que genera consecuencias negativas tanto para la persona mendicante, cuyas dignidad puede verse menoscabada, como para la imagen de la sociedad en su conjunto ante otras comunidades. Esta práctica puede dar lugar a problemas psicológicos, sociales y de salud, entre otros.

Impacto de la Mendicidad en el Indigente

Consecuencias Psicológicas

La autoestima es una característica esencial que una persona debe poseer para llevar una vida digna y normal, lo que a su vez le permite interactuar de manera positiva en su entorno. Esta cualidad está relacionada con el respeto que una persona tiene por sí misma; por lo tanto, se puede considerar que la autoestima es un factor crucial que afecta la salud mental de los individuos. La experiencia de la mendicidad y las constantes humillaciones que sufre el indigente, así como los traumas psicológicos que muchos de ellos enfrentan, reducen su autoestima, lo que repercute negativamente en su vida social. Además, esto provoca una disminución en su interacción con la comunidad debido a la pérdida de dignidad y respeto hacia sí mismos, lo que, a su vez, conduce a una menor confianza en sí mismos.

Consecuencias de Salud

La mendicidad representa un grave riesgo para la salud de los mendicantes, quienes suelen adoptar comportamientos poco saludables, como comer y beber en la calle sin lavarse las manos o asegurarse de la limpieza de los alimentos, lo que incrementa el riesgo de problemas estomacales. Las enfermedades gastrointestinales son prevalentes entre los indigentes, quienes además viven en condiciones de vida insalubres que faltan de estándares adecuados para una vida sana, lo que resulta en diversas enfermedades como el asma, la tuberculosis, la gota, reumatismo, además de problemas oculares.

Entre las enfermedades graves a las que puede estar expuesto un mendigo se encuentra el VIH/SIDA. Resultados de estudios mostraron que el 16.67% de un grupo de 24 mendigos confiaban estar infectados con este virus. Además, una encuesta realizada a 42 mendigos reveló que el 9.5% de ellos era portador de VIH. Otra investigación, que incluyó entrevistas a 64 mendigos, halló que el 21.5% de ellos estaba contagiado. También, la mendicidad puede aumentar el riesgo de que el indigente sufra accidentes automovilísticos, ya que a menudo mendigan en semáforos, entre vehículos en movimiento o en espacios públicos. En ocasiones, los mendigos pueden ser agredidos por otros en su insistencia por pedir limosna, lo que representa un peligro para su salud física.

Impacto de la Mendicidad en Niños y Mujeres

La mendicidad representa un peligro para los niños, obstaculizando su derecho a disfrutar de una infancia normal sin que se vean violados sus derechos, tal como se estipula en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. Las dificultades que enfrentan incluyen vivir en situaciones precarias y pasar la mayor parte del tiempo en las calles en lugar de disfrutar de su infancia. Muchos de estos menores no poseen actas de nacimiento, ya que no están registrados, lo que deja secuelas psicológicas negativas. Además, existen numerosas problemáticas generadas por la mendicidad, tales como:

  • Problemas de secuestro y explotación sexual: Al mendigar en la calle, tanto niños como mujeres pueden ser víctimas de acoso sexual, y en algunos casos, pueden ser secuestrados para ser forzados a realizar actividades sexuales lucrativas. Algunos caen en esta trampa por la pobreza que enfrentan.
  • Problemas psicológicos: La mendicidad afecta las dimensiones psicológicas de los niños de las siguientes formas:
    • Pierden su dignidad con el tiempo, tornando difícil el desarrollo de una personalidad independiente y la adquisición de habilidades que les permitan llevar una vida positiva, debido a las humillaciones sufridas durante el acto de mendigar.
    • Los niños mendigos enfrentan abusos de diversas formas, incluyendo agresiones verbales, físicas, y sexuales, así como acoso por parte de quienes se cruzan en su camino.
  • Presiones sociales y económicas: Los niños mendigos suelen sufrir presiones sociales por la percepción que los demás tienen de ellos, además de las presiones económicas derivadas de su pobreza, lo cual disminuye su valor e importancia en la sociedad.
  • Problemas de salud: Los niños mendigos corren el riesgo de sufrir problemas de salud debido a la exposición al sol en el verano y, en invierno, son propensos a padecer enfermedades respiratorias severas.
  • Accidentes: Los niños mendigos pueden verse obligados a escapar de las autoridades debido a la ilegalidad de la mendicidad, lo que aumenta su riesgo de sufrir caídas o atropellos mientras intentan huir.
  • Deserción escolar: La vida de mendicidad generalmente impide que los niños logren organizar su tiempo entre la escuela y la centralidad de la mendicidad. Esto perjudica su rendimiento académico y disminuye su motivación para asistir a clases, lo que puede llevarlos a abandonar la escuela por completo o al regreso a casa desde clases.
  • Desviaciones morales: La mendicidad aumenta la vulnerabilidad de niños y mujeres hacia comportamientos desviados como el consumo de tabaco, drogas, robos y la adquisición de conductas criminales.

Consecuencias de la Mendicidad en la Sociedad

La mendicidad tiene múltiples efectos negativos que impactan en la sociedad, entre los cuales se encuentran:

  • Normalización de conductas negativas: La práctica de la mendicidad fomenta comportamientos poco éticos que contradicen valores morales y religiosos, constituyendo un riesgo para la cohesión social.
  • Incremento del fenómeno del vagabundeo: Al mendigar, es común que los indigentes se refugien en lugares públicos como parques para descansar, lo que resulta en una apariencia poco civilizada en espacios comunales.
  • Disminución de las relaciones familiares y comunitarias: Los mendigos suelen estar más ocupados en la recolección de fondos, ignorando así las dimensiones sociales, lo que reduce su interacción con la comunidad y su sentido de pertenencia.
  • Incremento en la criminalidad y tráfico de drogas: Si se restringe la mendicidad, algunos pueden recurrir a actividades delictivas como el robo o el narcotráfico para sobrevivir, lo que puede hacer que sean utilizados por grupos delictivos para sus propios fines.
  • Impacto en servicios básicos: La mendicidad incrementa la demanda sobre estos servicios, así como la congestión del tráfico, ya que los indigentes a menudo se ubican en intersecciones y entre vehículos.
  • Problemas de salud para otros: Las enfermedades de los mendigos también pueden contagiar a personas en contacto con ellos o en los lugares que frecuentan.
  • Impacto negativo en el turismo: La presencia visible de mendigos puede deteriorar la imagen estética de un país, convirtiéndose en una molestia para los visitantes, afectando así la percepción general de la ciudad y, por ende, su sector turístico.
  • Aumento del desempleo: La mendicidad, que resulta ser una de las formas más fáciles de obtener dinero sin trabajo duro, fomenta la dependencia, desmotivando a las personas a buscar empleo, lo que lleva a un desperdicio del potencial laboral.
  • Deterioro de la economía: La persistencia en la mendicidad y la falta de soluciones a estos problemas pueden llevar a una necesidad de importar mano de obra, debilitando la economía local.
  • Acumulación y falta de reinversión de recursos: Algunos indigentes, al recolectar grandes sumas de dinero, optan por acumularlo en lugar de usarlo en proyectos que beneficien a la comunidad.
  • Propagación del terrorismo: La vulnerabilidad económica de los mendigos puede hacer que sean más susceptibles a la manipulación por parte de grupos extremistas que los reclutan para actividades delictivas a cambio de compensación monetaria.

Definición de Mendicidad

La palabra «mendicidad» proviene del término «suel», que en un sentido literal se refiere a pedir limosna. Cuando se dice que alguien mendiga, implica que solicita ayuda o donaciones a otros. El individuo que se dedica a esta actividad se designa como «mendigo». Desde un punto de vista formal, la mendicidad se define como el acto de solicitar asistencia de otros, que puede manifestarse en forma de dinero, ropa o alimentos, sin esperar compensación alguna. Este comportamiento se observa en calles, parques y otros lugares con alta afluencia de personas.

La mendicidad se considera una cuestión negativa, extendida desde tiempos antiguos y presente en muchas sociedades tanto árabes como occidentales, en todos los niveles económicos, sociales y culturales. Uno de los motivos que favorece su expansión es que ofrece una forma sencilla de acceder a dinero sin necesidad de un esfuerzo físico. Sin embargo, también socava el respeto que un mendigo podría recibir, dejándolo expuesto a burlas y maltratos. Un mendigo puede adoptar actitudes pasivas, como permanecer en un lugar con la mano extendida, conocido como mendicidad pasiva, o bien puede involucrarse en comportamientos más agresivos, como insistir en pedir ayuda o seguir a una persona durante un corto trayecto, que se conoce como mendicidad activa.

Causas de la Mendicidad

Existen diversas razones que llevan a las personas a practicar la mendicidad, entre las cuales se destacan:

  • Pobreza: La falta de recursos es una de las principales razones para la mendicidad. Un estudio reveló que el 55% de los niños mendigos fueron enviados por sus madres a las calles a buscar dinero para satisfacer necesidades básicas, dada su incapacidad de proveerlo.
  • Vagabundeo: La falta de un hogar lleva a muchas personas a vivir en las calles, lo que las empuja a mendigar. UNICEF estima que más de 100 millones de niños en todo el mundo no tienen albergue.
  • Desintegración familiar: Las condiciones adversas que atraviesan los niños en sus hogares, como el abuso y la falta de recursos, pueden forzarlos a mendigar para satisfacer sus necesidades.
  • Adicciones: Aquellos que padecen adicciones a sustancias como el alcohol o las drogas, a menudo recurren a la mendicidad para obtener dinero que les permita costear sus vicios.
  • Desempleo: La falta de trabajo es una causa primordial que contribuye a la mendicidad, especialmente en individuos que han estado desempleados durante un tiempo prolongado.
  • Acumulación: Algunos mendigos no buscan ayuda por necesidad real, sino que se enfocan en amasar riquezas.
  • Mendicidad como oficio: Para ciertos individuos, hacer de la mendicidad su manera de generar ingresos se convierte en un estilo de vida, transmitiendo esta práctica a sus hijos.
  • Facilidad de la Mendicidad: La mendicidad no requiere de un esfuerzo físico significativo ni de inversiones iniciales, lo que la hace atractiva y propensa a su expansión.

Formas de la Mendicidad

La mendicidad se manifiesta en diversas formas, entre ellas:

  • Mendicidad abierta o explícita: Donde el mendigo pide ayuda de manera directa, como al extender la mano en señal de necesidad.
  • Mendicidad encubierta: En esta forma, el mendigo se dedica a vendas simples o realiza pequeños trabajos como limpiar parabrisas de vehículos.
  • Mendicidad estacional: Se refiere a la práctica de mendigar en momentos específicos del año, como durante el mes de Ramadán o durante festividades.
  • Mendicidad forzada: Esta forma implica que algunos individuos, como niños, son obligados a mendigar por sus tutores o familiares.

Medidas para Mitigar la Mendicidad

La proliferación de la mendicidad representa un riesgo para las sociedades; por ello, resulta imperativo implementar soluciones y estrategias para limitar este fenómeno. Algunas de ellas son:

  • Cooperación entre entidades gubernamentales y no gubernamentales: Es esencial que ambas partes colaboren para abordar el problema de la mendicidad, ya que ninguna de ellas puede solucionarlo por su cuenta. Las entidades privadas deberían investigar la situación de los mendigos y ayudar a identificar sus necesidades, respaldadas por el esfuerzo gubernamental en la recopilación de estadísticas sobre el fenómeno para poder formular soluciones.
  • Instituciones de asistencia social: Fortalecer el rol de estas instituciones es fundamental en la lucha contra la mendicidad. Deben atender a todas las personas necesitadas y generar condiciones que propicien donaciones. La colaboración entre ricos y estas organizaciones puede contribuir a resolver el problema de la mendicidad y ayudar a los huérfanos y a quienes están en necesidad.
  • Conciencia social: Es vital promover la conciencia sobre los peligros de la mendicidad y sus efectos adversos en la sociedad e individuos. Esto puede lograrse a través de medios de comunicación como radio, televisión e Internet, llegando a todas las comunidades.
  • Mejorar la percepción social de los mendigos: La sociedad debería abordar la problemática de la mendicidad desde diversas perspectivas, evitando estigmatizarlos y rechazarlos, ya que el sentir de exclusión puede llevarles a la delincuencia. En vez de eso, habría que incentivarlos a dejar la mendicidad y descubrir sus habilidades y talentos, orientándolos a utilizar estos recursos de manera constructiva.
  • Priorizar la ética y educación: Es fundamental que la adhesión a las leyes surja de un compromiso interno, no simplemente por miedo a las consecuencias. La educación, basada en enseñanzas religiosas que fomenten valores adecuados desde la niñez, es crucial para formar individuos éticos que puedan distinguir entre comportamientos correctos e incorrectos, como la mendicidad.
  • Fomento de la educación: La educación es una de las herramientas más poderosas para combatir la mendicidad. Por ello, es necesario implementar un sistema educativo robusto que combine valores, enseñanzas religiosas y conocimientos esenciales de manera equilibrada.

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