Síntomas de la infección activa por el virus de la hepatitis C
En la mayoría de los casos, las personas infectadas con el virus de la hepatitis C (conocido en inglés como Hepatitis C) en su fase aguda no presentan síntomas. Sin embargo, si se manifestaran síntomas, estos suelen aparecer y persistir durante un periodo que puede variar de dos semanas a seis meses después de la infección. La intensidad de los síntomas puede oscilar entre leve y severa, e incluye lo siguiente:
- Náuseas y vómitos.
- Pérdida del apetito.
- Fiebre.
- Fatiga.
- Dolor en las articulaciones.
- Cambio en el color de las heces, que suelen parecerse al color de la arcilla.
- Dolor abdominal, especialmente en la parte superior derecha.
- Orina de color oscuro.
- Ictericia, que se manifiesta como un amarillamiento de la piel y los ojos.
- Picazón en la piel.
- Dolor muscular.
- Inestabilidad emocional.
Síntomas de la infección crónica activa por el virus de la hepatitis C
Generalmente, la infección crónica por el virus de la hepatitis C puede no mostrar síntomas durante varios años o incluso décadas. A veces se le denomina hepatitis «silente» o «inactiva». Con el tiempo, a medida que el hígado sigue inflamándose y se producen cicatrices, la hepatitis crónica puede volverse activa. A continuación se enumeran los síntomas iniciales de la hepatitis crónica activa:
- Debilidad y cansancio.
- Dolor en los músculos y las articulaciones.
- Pérdida del apetito.
- Pérdida de peso.
- Náuseas.
Cuándo consultar a un médico
Es aconsejable acudir al médico si persisten los síntomas mencionados previamente o si se repiten de manera recurrente. Es importante destacar que la aparición de cualquiera de estos síntomas no implica necesariamente una infección confirmada por hepatitis C. Por lo tanto, se recomienda consultar a un médico en todos los casos para determinar la causa de dichos síntomas. El médico puede sugerir un análisis de sangre para detectar la presencia de la enfermedad. También se debe consultar al médico sobre la posibilidad de realizar pruebas si existe riesgo de infección por hepatitis C, incluso en ausencia de síntomas. Esto es especialmente relevante para personas que se inyectan drogas, ya sea recientemente o en el pasado.