Síntomas de la infección del tracto urinario
La infección del tracto urinario provoca enrojecimiento e irritación en el revestimiento de las vías urinarias, lo que se traduce en una serie de síntomas y signos. A continuación, se enumeran algunos de los más comunes:
- Dolor en la región lumbar, abdomen y pelvis.
- Presión en la parte inferior del abdomen.
- Frecuencia urinaria mayor a la habitual.
- Dolor al orinar.
- Incontinencia urinaria.
- Necesidad urgente de orinar, especialmente durante la noche.
- Orina turbia.
- Presencia de sangre en la orina.
- Olor fuerte y desagradable en la orina.
- Dolor durante las relaciones sexuales.
- Molestias en el pene (en hombres).
- Fatiga y cansancio.
- Fiebre.
- Escalofríos.
- Vómitos.
- Cambios en la claridez mental y confusión.
¿Puede la infección urinaria causar dolor en las articulaciones? Sí, esto puede suceder debido a la propagación de la inflamación en todo el cuerpo, incluidas las articulaciones, lo que se conoce como artritis reactiva.
Causas y factores de riesgo de la infección del tracto urinario
La infección del tracto urinario puede atribuirse a múltiples factores y causas que reducen la capacidad de la vejiga para vaciarse adecuadamente, así como a diversos elementos que aumentan el riesgo de desarrollar esta condición. A continuación, se detallan algunos de estos factores:
- El envejecimiento.
- Inactividad física tras una cirugía y prolongada inactividad en cama.
- Cálculos renales.
- Experiencia previa de infecciones del tracto urinario.
- Hiperplasia prostática y ciertos tipos de cáncer.
- Uso prolongado de catéteres urinarios.
- Diabetes.
- Embarazo.
- Anomalías en la formación de las estructuras urinarias durante el desarrollo fetal.
- Deficiencias en el sistema inmunológico.
Diagnóstico de la infección del tracto urinario
El diagnóstico de una infección del tracto urinario se basa en la evaluación de síntomas y signos junto con una serie de pruebas y procedimientos diagnósticos. A continuación se presentan algunos de ellos:
- Análisis de orina: Para detectar la presencia de ciertos componentes en la orina, como sangre, pus y glucosa.
- Cultivo de orina: Para identificar las cepas bacterianas presentes en la orina.
- Pruebas de imagen: Resonancia magnética y tomografía computarizada para detectar anormalidades en las vías urinarias.
- Cistoscopia: Para visualizar la vejiga de manera directa.