Abu al-Darda رضي الله عنه
Abu al-Darda, cuyo nombre completo es Uwaymir bin Zayd bin Qays, pertenecía a la tribu de los Ansar, específicamente a los Khazraj. Fue el último de los Ansar en aceptar el Islam y tuvo el privilegio de ser compañero del Profeta Muhammad, paz y bendiciones sean con él. Su conversión ocurrió tras la visita de Ibn Rawaha y Abdullah bin Mas’ud, quienes destruyeron un ídolo que Abu al-Darda solía adorar. Al presenciar la destrucción del ídolo, se purificó, se vistió de gala y se dirigió al Profeta, declarando su fe en el Islam. Su estatus y posición entre los compañeros del Profeta fueron destacados, como lo expresó el Profeta durante la batalla de Uhud al decir: «Excelente jinete es Uwaymir», y también lo calificó como «el sabio de mi comunidad». Además, Abu al-Darda fue uno de los cuatro compañeros que reunieron el Corán durante la vida del Profeta.
La vida de Abu al-Darda
Abu al-Darda se destacó por su sabiduría, intelecto, astucia, ascetismo y devoción. Se trasladó a Ash-Sham durante el califato de Umar ibn al-Jattab para enseñar el Corán. Se dice que fue el primero en establecer círculos de memorización del Corán. Posteriormente, fue nombrado juez y se convirtió en el primer juez de Damasco. Antes de abrazar el Islam, era un comerciante exitoso, pero luego de su conversión, se dedicó a la adoración al no poder equilibrar su vida comercial con la espiritual. Era también un erudito que compartía su conocimiento sin aferrarse a él, y pasaba su tiempo reflexionando y educando a los demás.
La muerte de Abu al-Darda
Abu al-Darda falleció en el año 31 de la era islámica. En sus momentos finales, se sintió conmovido y lloró. Su esposa, Umm al-Darda, le preguntó: «¿Y tú lloras, oh compañero del Mensajero de Allah?». Él respondió: «Sí, ¿por qué no debería llorar si no sé por qué estoy siendo llamado por mis pecados?». Luego llamó a su hijo Bilal y le dijo: «Ay de ti, Bilal, prepara tu obra para el Día del Juicio, actúa como si estuvieras en el lugar donde yo estoy ahora, y recuerda tu propio destino y hora». Con ello, dejó este mundo.