Síntomas de la anorexia

Pérdida de apetito

La pérdida de apetito, o la falta de deseo de comer, a menudo surge de manera involuntaria debido a condiciones de salud subyacentes. Sin embargo, en ciertos casos puede ser provocada por la obsesión del individuo por controlar su peso, lo que les lleva a seguir dietas extremas y adoptar comportamientos poco saludables para reducir su peso. Esto puede desencadenar una condición incontrolable y adictiva conocida como anorexia nerviosa, considerada un trastorno alimentario y un desorden psicológico. Esta condición se caracteriza por una reducción significativa del apetito o un rechazo total a la comida, lo que puede impactar negativamente en el crecimiento y desarrollo de quienes la padecen, especialmente durante la infancia o la adolescencia. Las etapas severas de restricción alimentaria y la notable pérdida de peso resultante de esta afección pueden llevar al individuo a situaciones de salud que amenazan su vida. En Estados Unidos, aproximadamente el 1% de las adolescentes y el 0.3% de los varones se ven afectados por esta condición.

Síntomas de la pérdida de apetito

La pérdida de apetito se acompaña de una serie de síntomas que pueden clasificarse en dos categorías principales: síntomas físicos y síntomas emocionales y conductuales. A continuación se detallan los principales síntomas en cada categoría:

Síntomas físicos

Entre los síntomas físicos asociados con la pérdida de apetito se incluyen:

  • Pérdida de peso notable, a menudo alcanzando niveles extremadamente bajos.
  • Fatiga y debilidad general.
  • Dificultad para dormir (insomnio).
  • Resultados anormales en los análisis de sangre.
  • Episodios de desmayos o mareos.
  • Caída del cabello y fragilidad capilar.
  • Aparición de vello fino en diversas partes del cuerpo.
  • Cambio en el color de las extremidades, como las manos y los pies, que pueden tornarse azulados.
  • Piel seca, amarillenta o con manchas.
  • Alteraciones en el ciclo menstrual en mujeres.
  • Percepción constante de frío.
  • Estreñimiento crónico.
  • Dolores abdominales frecuentes.
  • Arritmias o irregularidades en el ritmo cardíaco.
  • Hipotensión o presión arterial baja.
  • Deshidratación severa.
  • Edema en extremidades, como brazos y piernas.
  • Debilidad muscular.
  • Dificultades en la memoria.
  • Problemas dentales, incluidas alteraciones en el color de los dientes.
  • Aparición de lesiones o áreas secas y endurecidas en la piel de las articulaciones, resultado de los vómitos autoinducidos.
  • Pérdida de densidad ósea, que puede llevar a fracturas y debilidad ósea.
  • Fragilidad de las uñas.
  • Aumento o disminución en la frecuencia urinaria.

Síntomas emocionales y conductuales

Los síntomas emocionales y conductuales asociados con la pérdida de peso pueden incluir:

  • Consumo muy reducido de alimentos o abstención total de la comida.
  • Preocupación constante por el peso corporal o la alimentación.
  • Negarse a comer en público o frente a otros.
  • Desinformar sobre la cantidad de alimento ingerido cuando se le pregunta.
  • Uso de laxantes u otros fármacos para la pérdida de peso.
  • Inducción al vómito tras las comidas.
  • Ejercicio excesivo.
  • Inestabilidad emocional y cambios bruscos en el estado de ánimo.
  • Aislamiento social y evitación de actividades en grupo.
  • Vestir múltiples capas de ropa para ocultar su cuerpo.
  • Peso corporal monitoreado de manera obsesiva.
  • Quejas constantes sobre la obesidad.

Causas de la pérdida de apetito

Como se mencionó, aquellos con anorexia nerviosa a menudo tienen un temor intenso a ganar peso, lo que les impulsa a restringir su ingesta y adoptar métodos extremos para bajar de peso. Esta situación puede derivarse de factores genéticos, alteraciones hormonales o influencias ambientales, como la promoción de imágenes idealizadas del cuerpo en medios de comunicación que afectan a los adolescentes, generando un complejo sobre la imagen corporal. Además, este trastorno puede estar relacionado con otros problemas psicológicos, como el trastorno obsesivo-compulsivo, en el cual la persona se siente atrapada por pensamientos intrusivos sobre la comida y el peso, llevando a comportamientos compulsivos. Sin embargo, es importante reconocer que la pérdida de apetito puede ser causada por otros factores no asociados a la anorexia, y es esencial identificar las causas subyacentes para poder abordar el problema. A continuación se enumeran las causas más comunes de la pérdida de apetito:

  • Infecciones: diferentes tipos de infecciones, sean virales, bacterianas o fúngicas, pueden causar pérdida de apetito, como en infecciones respiratorias altas, neumonía, gastroenteritis, colitis, meningitis o infecciones en la piel.
  • Causas psicológicas: como el envejecimiento, tristeza, depresión, ansiedad o estrés psicológico.
  • Enfermedades específicas: que pueden incluir:
    • Enfermedades hepáticas crónicas.
    • Insuficiencia renal.
    • Insuficiencia cardíaca.
    • Hepatitis.
    • Virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
    • Demencia.
    • Hipotiroidismo.
    • Cáncer, especialmente en áreas como el colon, estómago, ovarios o páncreas.
  • Embarazo: las mujeres embarazadas pueden experimentar pérdida de apetito, especialmente durante el primer trimestre.
  • Consumo de ciertos medicamentos: la pérdida de apetito puede ser un efecto secundario de varios medicamentos, principalmente aquellos no prescritos o drogas como la cocaína, heroína, anfetaminas, junto con algunos medicamentos de prescripción como el códigoine, morfina, ciertos antibióticos y fármacos de quimioterapia.

Factores de riesgo para la pérdida de apetito

Existen varios factores de riesgo que incrementan la probabilidad de desarrollar anorexia nerviosa, entre ellos:

  • Sexo femenino: las mujeres son más propensas a sufrir anorexia nerviosa que los hombres, siendo el riesgo mayor en adolescentes y mujeres jóvenes a principios de sus veinte años. Este trastorno tiende a manifestarse entre los 16 y 17 años, con estudios indicando que alrededor del 13% de las mujeres mayores de 50 años presentan señales de trastornos alimentarios.
  • Antecedentes familiares: la presencia de trastornos alimentarios en familiares de primer grado incrementa el riesgo de desarrollar anorexia.
  • Prácticas dietéticas: aquellas personas que siguen regímenes alimentarios restrictivos son más susceptibles a desarrollar pérdida de apetito.
  • Circunstancias emocionales o psicológicas: cambios de vida significativos o eventos estresantes, como iniciar un nuevo trabajo o la pérdida de un ser querido, pueden favorecer la aparición de dicha condición.

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