Iris
La iris (en inglés: Iris) es una parte esencial del ojo exterior, siendo crucial en el control del tamaño de la pupila, la cual se encuentra en el centro del ojo. La iris cambia la forma de la pupila, afectando así la cantidad de luz que entra al ojo. Esta funcionalidad se logra a través de los músculos que posee la iris. Además, el color de los ojos se determina según el color de la iris; por ejemplo, una persona con iris azul tendrá ojos de color azul.
Pupila
La pupila (en inglés: Pupil) es otra parte importante del ojo exterior, caracterizada por ser una circunferencia oscura situada en el centro de la iris. Su función principal es regular la cantidad de luz que ingresa al ojo. Para observar cómo responde la pupila a distintas condiciones de iluminación, se puede utilizar una linterna; la pupila se contrae y se vuelve más pequeña cuando la linterna está encendida cerca de ella, mientras que se dilata cuando la luz se apaga.
Cornea
La cornea (en inglés: Cornea) es otra parte visible del ojo exterior y presenta una forma cóncava que protege tanto la pupila como la iris. Su relevancia radica en su capacidad para enfocar la luz que llega al ojo, contribuyendo con hasta un 66% de la potencia óptica total del mismo.
Esclera
La esclera (en inglés: Sclera) es la cobertura blanca y externa del ojo, compuesta por un material denso que proporciona soporte a la estructura ocular. Al examinar detenidamente el ojo, se pueden observar pequeñas líneas rosadas en la esclera, que son vasos sanguíneos y pequeños conductos que la suministran de sangre.
Conjuntiva
La conjuntiva (en inglés: Conjunctiva) es otra componente del ojo exterior, actuando como una membrana que recubre el ojo externamente y la superficie interna de los parpadeos. La importancia de la conjuntiva radica en su capacidad para producir moco y lágrimas, que protegen el ojo y lo defienden contra infecciones bacterianas. Es relevante mencionar que la conjuntiva no cubre la cornea.