أحوال السلف الصالح مع القرآن الكريم

Las Experiencias de los Salaf con el Corán

Primero: La Relación de los Salaf con el Corán en su Lectura y Reflexión

Los miembros de la comunidad salaf estaban profundamente comprometidos con la reflexión y la comprensión de los versículos del Corán. Ante un mandamiento de Allah y Su Mensajero, actuaban sin dudar ni cuestionar. Además, recurrían al Corán tanto en momentos de alegría como en momentos de tristeza. Cuando uno de ellos era admonestado con el Corán, se sentía avergonzado, reflexionaba sobre sí mismo y corregía su error.

Uno de ellos, por ejemplo, se detenía al leer los versículos de advertencia, sintiendo que la alusión del versículo era específicamente hacia él, lleno de temor y reverencia. Este fue el caso de Thabit ibn Qais, quien al recitar una parte del Corán llegó al siguiente versículo -Allah el Altísimo dice-: (¡Oh, vosotros que habéis creído! No levantéis vuestras voces por encima de la voz del Profeta, y no gritéis hacia él como lo hacéis entre vosotros, para que no perezcan vuestras obras sin que os deis cuenta).

El mencionado -que Allah esté complacido con él- solía elevar su voz al hablar con el Profeta -la paz y las bendiciones de Allah sean con él-, lo que le generó un intenso temor, llevándolo a recluirse en su casa hasta que el Profeta -la paz y las bendiciones de Allah sean con él- le dio la buena noticia del Paraíso. Un relato en Sahih al-Bujari, narrado por Anas ibn Malik -que Allah esté complacido con él-, cuenta que el Profeta -la paz y las bendiciones de Allah sean con él- notó la ausencia de Thabit y alguien dijo: «¡Oh, Mensajero de Allah! Yo sé lo que le sucedió.» Al encontrarle, vio a Thabit sentado en su hogar cabizbajo y le preguntó: «¿Qué te pasa?»

Él respondió: «Es un gran mal; levantaba mi voz por encima de la del Profeta -la paz y las bendiciones de Allah sean con él-, y, por lo tanto, mis obras se han anulado, soy de los del fuego eterno.» Luego, el hombre le informó al Profeta lo que Thabit había dicho. En otra narración, regresó con una gran buena nueva, diciendo: «Ve a él y dile: No eres de los del fuego eterno, sino de los del Paraíso.»

Segundo: La Relación de los Salaf con el Corán en su Memorización

Los salaf mostraron un gran esfuerzo por memorizar el Sagrado Corán y enseñar sus versos a sus hijos. Este empeño no se limitaba solo a la memorización de las palabras, pues también se dedicaban a entenderlas y aplicarlas en sus vidas. Se preocupaban por enseñar el Corán a sus hijos desde pequeños, fomentando así su buena conducta y el desarrollo de sus valores morales.

Sirah le dijo a Al-Shafi’i: «¡Oh, Abu Abdullah! Estos son los hijos del Emir de los Creyentes, y este es su tutor. Sería conveniente que te ocupases de ellos.» Al enfocar su atención, Al-Shafi’i respondió: «La primera cosa que debes corregir en los hijos del Emir de los Creyentes es tu propia conducta; sus miradas están fijas en ti. Lo bueno es aquello que encuentras favorable, y lo malo es lo que rechazas. Enséñales el Libro de Allah, pero no los fuerces a ello hasta que se cansen, ni los abandones para que lo ignoren.» Se informó que Al-Shafi’i y Sahl ibn Abdullah Al-Tustari memorizaron el Corán a la edad de seis o siete años.

Ejemplos que Reflejan la Relación de los Salaf con el Corán

Al-Hasan ibn Salih ibn Hayy

Al-Hasan tenía un hermano gemelo, y ambos crecieron en rectitud, moralidad y amor por el Corán. Se turnaban durante la noche, dedicados a la oración y la recitación; Al-Hasan leía un tercio, luego su hermano un tercio, y posteriormente su madre también leía un tercio. Tras el fallecimiento de su madre, dividieron la recitación entre ellos hasta que su hermano también falleció, quedando Al-Hasan como el único que continuaba la recitación en la vigilia.

Baki ibn Mukhallad

Baki ibn Mukhallad tenía una profunda devoción por el Corán, al punto de que se decía que su recitación tras la oración del Fajr equivalía a un sexto del Corán. Diariamente, él completaba la recitación del Corán durante sus oraciones y, en la última parte de la noche, solía dirigirse a la mezquita para leer hasta el amanecer. Se mantuvo en esta dedicación hasta que Allah decidió llamarlo.

Imam Yahya ibn Sharaf Al-Nawawi

Se cuenta que el imam Al-Nawawi prefería la lectura del Corán por encima de jugar con sus compañeros a la edad de diez años. Su padre lo hacía acompañarle a trabajar en su tienda, pero él nunca permitía que sus ocupaciones le distrajeran de su tiempo de recitación. La bendición del Corán se manifestó en él, llevándolo a convertirse en uno de los más destacados eruditos.

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