Razones del Amor de Dios
Motivos de nuestra Devoción hacia Dios
Existen diversas razones que fomentan el amor de Dios en los corazones de las personas, entre las cuales se destacan las siguientes:
- Comprender que Dios -Altísimo- es digno de amor debido a Sus atributos y nombres. Él es el Gran Generoso, poseedor de la perfección en todas Sus cualidades, lo que justifica el amor hacia Él.
- Reconocer que Dios -Altísimo- ha establecido para Sus siervos una religión y leyes que les guían en cómo adorarlo, sin dejarlos sin una guía o método.
- Entender que Dios -Altísimo- eligió a Su profeta Muhammad -la paz sea con él- como el mejor de los mensajeros, respaldándolo con el mejor de los libros, que sustituye y supervisa a otros, y que ha hecho de su comunidad la mejor de las naciones.
- Tener la certeza de que Dios -Altísimo- ha otorgado a Sus siervos una legislación fácil y accesible, sin imponerles cargas que excedan sus capacidades.
- La facilidad que Dios -Altísimo- brinda para que los siervos se arrepientan de sus pecados y transgresiones, abriendo para ellos una puerta de perdón; verdaderamente, el arrepentimiento sincero de corazón y la búsqueda de Su perdón son bienvenidos, al punto de que Él se regocija con el arrepentimiento de Su siervo, perdonando sus faltas y transformando sus malas acciones en buenas. Como se menciona en el Hadiz: «Dios se alegra más por el arrepentimiento de Su siervo creyente.»
- Priorizar el amor a Dios -Altísimo- por encima de todo lo demás, tal como se menciona: «Y aquellos que creen son más intensos en el amor a Dios». Las órdenes de Dios -Altísimo- y de Su mensajero -la paz sea con él- deben ser consideradas primero y resultar más queridas para el alma que cualquier otra cosa.
- Reconocer que Dios -Altísimo- hace generosos dones a Sus siervos, mostrando benevolencia y misericordia, así como concediendo muchas bendiciones, favoreciendo a unos sobre otros en conocimiento, adoración, riqueza, familia, sustento y otras bendiciones que merecen agradecimiento y amor.
Medidas para Obtener el Amor de Dios
Hay numerosas acciones que un musulmán puede llevar a cabo para alcanzar el honor de ser amado por Dios -Altísimo-, entre las cuales se mencionan las siguientes:
- Incrementar las oportunidades de arrepentimiento y mantener la pureza, como se dice: «Ciertamente, Dios ama a los que se arrepienten y ama a los que se purifican.»
- Ser humilde con los creyentes y rectos, y amarlos. En el Corán se afirma: «Pronto vendrá Dios con un pueblo que los amará y que Lo amará a Él, sumisos ante los creyentes, poderosos ante los incrédulos.»
- Amar las acciones orales, físicas y espirituales que Dios -Altísimo- quiere, así como a aquellos a quienes Él ama, como el profeta Muhammad -la paz sea con él-, otros profetas, compañeros, justos, mártires, etc. Este amor es una causa y efecto del amor de Dios -Altísimo-. Se manifiesta en lo que Él dice a través de Su mensajero: «Di: Si realmente amáis a Dios, seguidme, y Dios os amará y perdonará vuestros pecados.»
- Dedicar tiempo al recuerdo de Dios -Altísimo- de tal manera que el corazón permanezca siempre ocupado con Él y alejado de todo lo demás.
- Leer el Sagrado Corán con reflexión y comprensión, meditando sobre la intención de Dios -Altísimo- detrás de Sus palabras.
- Acercarse a Dios -Altísimo- mediante las oraciones voluntarias después de las obligatorias, logrando así Su amor. El profeta -la paz sea con él- dijo: «Mi siervo sigue acercándose a mí a través de obras voluntarias hasta que lo amo.»
- Conocer los nombres y atributos de Dios -Altísimo- y reflexionar sobre ellos, lo cual cultiva en el corazón el amor hacia Él.
- Dialogar con Dios -Altísimo- a través de la oración, leer Su palabra, buscar soledad con Él y comportarse con respeto y humildad mientras se está en Su presencia, finalizando con actos de arrepentimiento y perdón.
- Alejarse de todo lo que podría entorpecer la relación entre el corazón y Dios -Altísimo-.
- Buscar compañía de aquellos que aman a Dios -Altísimo- y son sinceros, escuchar su discurso provechoso y evitar conversaciones a menos que sean beneficiosas para uno mismo y para los demás.
La Grandeza del Amor de Dios
El amor hacia Dios -Altísimo- es una de las formas más elevadas de adoración, ya que acerca al siervo a su Señor, lo anima a acercarse a Él y a caminar por el camino que lleva a Su satisfacción y al éxito en Su paraíso. Como dice en el Corán: «¡Oh vosotros que creéis! Quien de vosotros renuncie a su religión, pronto Dios traerá a un pueblo que Él amará y que Lo amará a Él, humildes con los creyentes, poderosos contra los incrédulos; lucharán por la causa de Dios sin temer el reproche de nadie». Asimismo, el Mensajero de Dios -la paz sea con él- indicó que el amor de Dios -Altísimo- es uno de los aspectos en los que el siervo experimenta la dulzura de la fe, cuando afirmó: «Hay tres cosas que quien las posea experimentará la dulzura de la fe: que Dios y Su Mensajero sean más queridos para él que cualquier otra cosa». Es fundamental señalar que el amor hacia Dios -Altísimo- no se trata solo de palabras; también implica cumplir con Sus órdenes y evitar Sus prohibiciones, y es precisamente esto lo que distingue a las personas. Verdad es que aquellos que tienen un mayor grado ante Dios -Altísimo- son los que tienen mayor porción de ello, como se menciona: «Di: Si amáis a Dios, seguidme, y Él os amará y perdonará vuestros pecados.»
Obstáculos para el Amor de Dios
Hay diversos impedimentos que pueden privar al siervo de experimentar el amor de Dios -Altísimo-, entre los que se encuentran los siguientes:
- La severidad en la contienda injusta es un obstáculo para el amor de Dios -Altísimo-, tal como mencionó el Mensajero de Dios -la paz sea con él-: «Ciertamente, los hombres más abominables para Dios son los que más discuten». La persona testaruda es aquella que suele tener disputas en temas falsos.
- La incongruencia entre lo que dice una persona y lo que hace, como se menciona en el Corán: «¡Oh vosotros que creéis! ¿Por qué decís lo que no hacéis? Es detestablemente odioso ante Dios que digáis lo que no hacéis.»
- El hablar en exceso y hacer demasiadas preguntas sobre dinero, noticias o cuestiones difíciles, así como desperdiciar el dinero ya sea derrochándolo o gastándolo en lo prohibido. El Mensajero de Dios -la paz sea con él- dijo: «Dios ha aborrecido para vosotros tres cosas: el hablar y contar lo que no es necesario, la pérdida de dinero y el exceso en preguntas».
- La ostentación ante la gente; por lo que Dios -Altísimo- odia al hipócrita y hace que se desplace Su aversión a su corazón. Así, nadie lo tolera ni lo ama; como se dice en el Hadiz: «Cuando Dios aborrece a un siervo, llama a Gabriel y le dice: ‘Ciertamente, aborrezco a tal, así que tú también aborrece a esa persona’. Entonces Gabriel también lo odia y llama a los habitantes del cielo, diciendo: ‘Ciertamente, Dios aborrece a tal, así que ustedes también ámenlo’. Luego, los habitantes del cielo lo odian, y dicha aversión finalmente se manifiesta en la tierra». La dureza en el discurso y la rudeza en el trato, así como el menosprecio hacia las personas, son indicios de la aversión de Dios -Altísimo- hacia el siervo.
- El alejamiento del Sagrado Corán y el abandono de su lectura.
- La negligencia en cumplir con los deberes obligatorios y su descuido.
- El descuido y la indiferencia hacia el recuerdo de Dios -Altísimo-.
- Retener el dinero de quienes lo necesitan y de los pobres.
- Llenar el corazón de pecados, transgresiones y distracciones que traen consigo la ira y el descontento de Dios -Altísimo-.
- Asociarse con personas corruptas, que cometen pecados y caen en la negligencia.
- La queja y el fastidio ante las pruebas y calamidades de esta vida.