Alimentos para la Anemia
A continuación, se presentan los alimentos más destacados que contienen hierro, un mineral esencial para el cuerpo, clasificándose en hierro hemo, que proviene de fuentes animales, y hierro no hemo, que proviene de fuentes vegetales:
- Huevos: la yema de dos huevos contiene aproximadamente un miligramo de hierro.
- Carnes rojas: ochenta y cinco gramos de carne roja aportan entre 2 y 3 miligramos de hierro.
- Pavo: ochenta y cinco gramos de carne de pavo oscura contienen alrededor de dos miligramos de hierro.
- Hígado: ochenta y cinco gramos de hígado de res aportan cinco miligramos de hierro.
- Mejillones: cinco mejillones de tamaño mediano ofrecen más de tres miligramos de hierro.
- Legumbres: por ejemplo, una taza de garbanzos contiene cinco miligramos de hierro; una taza de soja contiene cuatro miligramos; y una taza de frijoles negros también aporta cuatro miligramos; en cuanto a las lentejas, una taza cocida contiene seis miligramos de hierro.
- Semillas de calabaza: un cuarto de taza de semillas de calabaza contiene más de dos miligramos de hierro.
- Espinacas: una taza cocida proporciona seis miligramos de hierro.
- Semillas de sésamo: una taza aporta veinte miligramos de hierro.
Consejos Generales para Pacientes con Anemia
Si estás siguiendo una dieta adecuada para la anemia, es recomendable considerar las siguientes sugerencias:
- Evitar alimentos que inhiban la absorción de hierro, como el té, el café, los huevos y los alimentos ricos en calcio y oxalatos.
- Consumir alimentos ricos en hierro junto con fuentes de vitamina C, como naranjas, tomates y fresas, para aumentar la absorción del hierro.
- Combinar alimentos ricos en hierro con aquellos que contienen beta caroteno, como albaricoques, pimientos rojos y remolachas, para mejorar la absorción del hierro.
- Incluir alimentos ricos en ácido fólico y vitamina B12 para estimular la producción de glóbulos rojos.
Síntomas de la Anemia
Los síntomas comunes de la anemia incluyen lo siguiente:
- Cansancio extremo.
- Debilidad general.
- Piel pálida.
- Dolores en el pecho.
- Aceleración del ritmo cardíaco o dificultad para respirar.
- Cefaleas.
- Vértigo.
- Sensación de inestabilidad conocida como mareo ligero.
- Frío en manos y pies.
- Inflamaciones y llagas en la lengua.
- Uñas quebradizas.
- Deseo compulsivo de comer sustancias no nutritivas, como hielo, tierra o almidón.
- Pérdida del apetito, especialmente en niños y bebés que padecen anemia.