El Mejor Momento para Completar el Qur’an
La lectura del Qur’an es preferible durante las oraciones. Sin embargo, fuera de ellas, el momento óptimo para la lectura es durante la noche, siendo más recomendable la segunda mitad en comparación con la primera. También se aconseja leer el Qur’an entre las oraciones de Magreb y Isha. En cuanto a las horas diurnas, lo ideal es leer después de la oración del Fajr. Cabe destacar que no hay ningún momento prohibido para la lectura del Qur’an. Según Sayyid Qutb, la mañana es el mejor momento para tal actividad, coincidiendo con la opinión de Ibn al-Salah, quien afirmó: «Quien recite el Qur’an en la mañana, Dios lo guiará en sus acciones y reposos durante el día. Es tu alma, tu meditación, tu vida, y tu brillantez. Después del Fajr, es esencial que leas al menos unas páginas del Mus’haf». También se relata que el tabi’i Amru Ibn Murra -que Dios esté complacido con él- resaltó la preferencia de completar el Qur’an al inicio del día o de la noche. En el mes de Ramadán, se fomenta particularmente la recitación del Qur’an, así como la dedicación a su finalización, basándose en un relato de Imam Al-Bujari -que Dios lo tenga en su misericordia- sobre Abu Huraira -que Dios esté complacido con él- en el que el Profeta -la paz y las bendiciones sean con él- mencionó que «cada año le era presentado al Profeta el Qur’an una vez, pero en el año de su fallecimiento, se le presentó dos veces». Los antepasados -que Dios esté complacido con ellos- también se esforzaron en culminar el Qur’an durante el mes de Ramadán, siguiendo el ejemplo del Profeta -la paz y las bendiciones sean con él-.
La Legitimidad de la Oración al Completar el Qur’an
Los eruditos han discutido la legitimidad de la oración al finalizar el Qur’an, ya que no se encontró ningún texto sobre esta práctica por parte de Abu Hanifah y Ash-Shafi’i. En cambio, Imam Malik -que Dios tenga misericordia de él- sostiene que esta oración no es parte de la Sunnah ni una práctica común entre la gente. Por otro lado, varios eruditos y antepasados, como Imam Ahmad Ibn Hanbal -que Dios lo tenga en su gracia-, Mujahid Ibn Jabr, Sulayman Ibn Kahl, Abda Ibn Abi Lubabah y Al-Hakam Ibn Utaybah, han afirmado su legitimidad. Hanbal Ibn Ishaq relató que escuchó a Ahmad decir sobre el final del Qur’an: «Al concluir tu lectura, di: ‘Busco refugio en el Señor de la humanidad’ y levanta tus manos al orar antes de inclinarte». Afirmaron que la oración al finalizar el Qur’an no es una práctica innovadora, ya que se ha relatado que Anas Ibn Malik -que Dios esté complacido con él- reunía a su familia para orar por ellos al concluir el Qur’an. Es recomendable que la oración no sea demasiado extensa, optando por palabras concisas, comenzando con alabanzas a Dios y enviando bendiciones sobre el Profeta -la paz y las bendiciones sean con él-, evitando la dificultad para los orantes.
La Importancia de Aprovechar el Tiempo en las Buenas Acciones
El Islam otorga gran importancia al tiempo, resaltando su valía y exhortando a utilizarlo para actos de bondad y devoción, advirtiendo sobre el desperdicio en actividades prohibidas y pecaminosas. Nuestros antepasados son un ejemplo admirable de cómo aprovechar el tiempo para acercarse a Dios -el Altísimo-. Por ejemplo, Al-Khatib Al-Baghdadi solía leer libros mientras se dirigía a la oración. Por lo tanto, el tiempo es uno de los mayores beneficios concedidos a los siervos. Dios -el Altísimo- dice: «Y Él es quien ha hecho de la noche y el día una alternancia para quien desee recordar o ser agradecido», indicando que la noche y el día se suceden entre sí; si uno se pierde, el otro ofrece la oportunidad de compensar lo que se ha omiso en el anterior. Dios jura por el tiempo en numerosas ocasiones en Su Libro Sagrado, y varias acciones de adoración están vinculadas a momentos específicos establecidos por Dios -el Altísimo-, evidenciando la importancia del tiempo en la vida de un musulmán. Algunos de los ejemplos son las palabras de Dios -el Altísimo-: «Por el tiempo, ciertamente, el ser humano se encuentra en pérdida», y «Por la noche, cuando cubre y el día, cuando se manifiesta”, así como «Por el alba y las diez noches”.