Consecuencias del aumento de temperatura en niños
El aumento de temperatura en los niños no representa un riesgo si su comportamiento es normal, es decir, si comen, juegan y duermen bien la mayor parte del tiempo. Las temperaturas inferiores a 38.3 grados Celsius pueden regresar a la normalidad sin necesidad de tratamiento. Las temperaturas elevadas tampoco son motivo de preocupación, a menos que exista un historial previo de convulsiones febril, enfermedad prolongada, un aumento de temperatura repentino o su persistencia por un tiempo prolongado. En general, el aumento moderado o alto de la temperatura sin el tratamiento adecuado puede causar algunas complicaciones de salud, las cuales detallaremos a continuación.
Convulsiones febril
Los niños de entre 6 meses y 5 años pueden experimentar convulsiones causadas por la fiebre, conocidas como convulsiones febril (en inglés: Febrile seizures). Aunque esta situación genera preocupación entre los padres, la mayoría de estas convulsiones no causan efectos duraderos. Usualmente, los niños sufren episodios de fiebre cuando su temperatura corporal aumenta o disminuye rápidamente. A pesar de que muchos pequeños superan estas convulsiones, aquellos que tienden a tener episodios febril a lo largo del tiempo tienen mayores probabilidades de sufrirlos nuevamente. Si algún miembro de la familia experimentó convulsiones febril durante su infancia, la probabilidad de que el niño también las tenga aumenta. No hay evidencia que sugiera que el tratamiento de la fiebre reduzca el riesgo de estas convulsiones.
Es importante señalar que las convulsiones febril son distintas de las convulsiones epilépticas, no causan daño cerebral y no se pueden predecir en cuanto al momento de ocurrencia o quién las padecerá. Generalmente, una convulsión dura entre unos segundos hasta 15 minutos, seguidas de sensación de mareo o desorientación. Otros síntomas de las convulsiones febril incluyen:
- Pérdida de conciencia; el niño puede caer si está de pie y puede orinar.
- Temblores en brazos y piernas.
- Dificultad para respirar.
- Salivación excesiva.
- Pálidez en la piel o la piel puede tomar un tono azulado.
- Movimientos o giros involuntarios de los ojos; solo se ve la parte blanca de los ojos.
- El niño puede tardar unos 15 minutos en reponerse completamente, mostrando irritabilidad o sin reconocer a las personas a su alrededor.
Deshidratación
Los niños pueden experimentar un leve grado de deshidratación al tener fiebre, debido a la pérdida significativa de líquidos sin la adecuada reposición, es decir, sin consumir suficientes líquidos. Los padres pueden notar que su hijo suda excesivamente, por lo que se les aconseja ofrecer suficientes líquidos para evitar complicaciones.
Cambios en el comportamiento
Los niños con fiebre pueden mostrar cambios de comportamiento; los lactantes pueden volverse irritables o nerviosos, y pueden tener problemas para dormir o alimentarse adecuadamente. Los niños mayores suelen perder interés en jugar como de costumbre, y a medida que la temperatura aumenta, los síntomas se hacen más evidentes. Sin embargo, algunos niños mantienen un estado normal sin cambios de comportamiento notables, incluso con fiebre elevada. Generalmente, la fiebre rara vez causa somnolencia excesiva o falta de respuesta en los niños.
Daño cerebral
Cuando la temperatura corporal aumenta drásticamente y se mantiene elevada durante un tiempo prolongado, el hipotálamo (en inglés: Hypothalamus) trabaja para ayudar al cuerpo a deshacerse de la causa principal de la fiebre, lo que a su vez incrementa la temperatura. Este fenómeno es especialmente peligroso en los bebés, ya que no cuentan con un hipotálamo completamente desarrollado que regule la temperatura corporal, lo que puede hacer que el estado se vuelva incontrolable, ocasionando daños cerebrales.
Otras complicaciones
La fiebre severa puede causar daños significativos en los tejidos u órganos si no se diagnostica y se trata pronto. Por lo tanto, es crucial controlar el aumento de la temperatura en los niños rápidamente para evitar diversas complicaciones de salud, especialmente si la fiebre es consecuencia de afecciones específicas o de ciertas situaciones, como la inmunodeficiencia debido a enfermedades como la neumonía (en inglés: Pneumonia).
¿Cuándo se considera que un niño tiene fiebre?
La temperatura se considera normal si está alrededor de 37.4 grados Celsius, aunque esta puede variar a lo largo del día y puede diferir ligeramente según el método de medición. Sin embargo, si la temperatura corporal alcanza los 38 grados Celsius o más, se considera un aumento significativo y se clasifica como fiebre (en inglés: Fever).
Para obtener más información sobre el aumento de temperatura en niños, se puede consultar el siguiente artículo: (Aumento de la temperatura en el niño).