Síntomas de la enfermedad
El tétanos puede manifestarse de forma generalizada, afectando todos los músculos del cuerpo, lo cual es lo más común, o de manera localizada en una zona específica. En el caso del tétanos generalizado, uno de los síntomas más relevantes, que se presenta en más de la mitad de los casos, es la llamada «mandíbula cerrada».
Este trastorno puede impactar diversas áreas, incluyendo el pecho, el cuello, la espalda, los músculos abdominales y las nalgas.
Inicialmente, el paciente puede experimentar dolor de cabeza, temblor generalizado, incomodidad y dificultad para realizar movimientos. Posteriormente, se presentan dificultades para masticar y tragar, junto con una rigidez general en el cuerpo, que incluye una tensión especial en los músculos del cuello.
Uno de los fenómenos característicos del tétanos es la «sonrisa sardónica involuntaria», la cual es atribuida a contracciones de los músculos faciales en el paciente. Posteriormente, estas contracciones pueden extenderse a los músculos de la espalda, el abdomen, la pelvis y los muslos.
El tétanos también afecta la laringe y el sistema respiratorio, lo que puede llevar al cierre de las vías respiratorias superiores y a episodios de aspiración crónica, donde alimentos y secreciones gástricas ingresan al sistema respiratorio, dando lugar a infecciones respiratorias.
Factores que pueden desencadenar estas contracciones incluyen cualquier tipo de irritación, luz intensa, ruidos fuertes o contacto físico, con la intensidad de los espasmos siendo mayor durante la primera semana y estabilizándose en la segunda, con una disminución gradual a lo largo de las siguientes cuatro semanas.
Es relevante destacar que el tétanos no afecta los sentidos ni las funciones cerebrales, lo que desafortunadamente deja al paciente completamente consciente de su dolor intenso, con una probabilidad de experimentar más espasmos posteriormente.
Estas contracciones ocurren de manera súbita y se presentan de forma generalizada en todos los músculos, caracterizándose por su severidad y duración, las cuales pueden ir desde unos pocos segundos hasta varios minutos. En ausencia de tratamiento adecuado, la frecuencia de estas contracciones puede aumentar, agotar al paciente y deteriorar su estado de salud general.
Entre otros síntomas adicionales, el paciente puede experimentar retención urinaria y dificultades para orinar, así como un aumento en las frecuencia y palpitaciones cardíacas, fiebre y sudoración excesiva.
En contraste, el tétanos localizado se manifiesta a través de espasmos en la región circundante a la herida y puede preceder al tétanos generalizado. Este tipo puede limitarse únicamente a la zona de la cabeza.
Periodo de incubación
El periodo de incubación del tétanos puede durar varios meses, aunque comúnmente oscila alrededor de ocho días. Cuanto más alejada esté la ubicación de la herida del sistema nervioso central, más prolongado será el periodo de incubación. Un periodo de incubación más corto generalmente se asocia con síntomas más severos. En el caso del tétanos neonatal, los síntomas suelen aparecer entre 4 y 14 días después del nacimiento, con un promedio cercano a 7 días, basado en hallazgos clínicos.
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Conclusión
El tétanos es ocasionado por una bacteria llamada Clostridium tetani. Cuando una persona sufre una herida, esta bacteria puede ingresar a la zona lesionada y posteriormente entrar en el torrente sanguíneo. Los síntomas más destacados de la enfermedad incluyen cierres en la garganta y contracciones musculares severas en todo el cuerpo, así como espasmos neuromusculares, todo mientras el sistema sensorial permanece intacto. Esta condición puede acarrear complicaciones graves, especialmente en el sistema respiratorio, y potencialmente llevar a la muerte. Es crucial tratar la enfermedad con relajantes musculares y asegurar el adecuado cuidado del sistema respiratorio de los pacientes. La prevención se logra mediante el cuidado de las heridas y la vacunación contra el tétanos.