Médicos Antihistamínicos
Los antihistamínicos se dividen en dos categorías principales: los sedantes y los no sedantes. No existe un criterio único para determinar qué tipo de antihistamínico es el más adecuado, ya que la idoneidad del medicamento puede variar de una persona a otra en función de diversos factores. A menudo, es necesario probar más de un tipo para encontrar el más adecuado para cada individuo. Es importante destacar que muchas personas prefieren los antihistamínicos no sedantes, ya que reducen la probabilidad de somnolencia. Por otro lado, los antihistamínicos sedantes son recomendables para aquellos que padecen trastornos del sueño.
Antihistamínicos Sedantes
Como se mencionó anteriormente, este tipo de antihistamínicos induce la somnolencia y puede afectar la concentración y el rendimiento en diversas actividades. Se recomienda evitar el consumo de alcohol, especialmente durante el tratamiento con estos medicamentos, ya que el alcohol puede agravar la somnolencia. En términos generales, no se aconseja el uso de antihistamínicos sedantes en niños menores de dos años, y se debe tener precaución con los medicamentos para la tos y los resfriados que los contengan en su formulación, especialmente para aquellos menores de seis años. En las farmacias, se pueden encontrar varios antihistamínicos sedantes, entre ellos: clorfenamina, doxilamina y prometazina.
Antihistamínicos No Sedantes
Estos antihistamínicos provocan somnolencia en menor medida en comparación con los sedantes. Ejemplos de antihistamínicos no sedantes incluyen: cetirizina, desloratadina y fexofenadina.
Antihistamínicos Naturales
Algunos alimentos y extractos de plantas muestran efectos similares a los antihistamínicos farmacéuticos en la producción de histamina. A continuación, se presentan algunos de los más destacados:
- Ortiga.
- Plantas que contienen el compuesto quercetina, como la cebolla y la manzana.
- Piña, gracias a su contenido de bromelina.
- Frutas y verduras ricas en vitamina C.