Impacto del desarraigo familiar en los niños
Los niños experimentan una profunda tristeza tras el divorcio o la separación de sus padres, y enfrentan emociones difíciles que pueden incluir:
- Rabia: Los niños a menudo sienten que sus padres han arruinado sus vidas con la decisión de divorciarse, lo que les lleva a expresar esta emoción a través de la rabia y el descontento.
- Ansiedad: Las significativas transformaciones que ocurren en sus vidas después del divorcio generan ansiedad en los niños durante este periodo.
- Leve depresión: Sentimientos de depresión, impotencia y tristeza son comunes entre los niños debido a la nueva situación familiar que enfrentan.
- Dificultades de adaptación: Puede que los niños no logren adaptarse después de la separación de sus padres, desarrollando efectos adversos como problemas de sueño, dificultades para concentrarse, obstáculos en la escuela, abuso de alcohol o drogas, distanciamiento de seres queridos, autolesionismo y trastornos alimentarios.
Síntomas principales de los problemas familiares
Existen numerosas dificultades que las familias pueden enfrentar, afectando a sus miembros de diversas maneras, tales como:
- Sensación de frustración, ira e incomodidad.
- Evitación de otros miembros de la familia.
- Celos.
- Desdén.
- Sensación de soledad.
- Discusiones acaloradas.
- Reflexión excesiva sobre conversaciones pasadas.
Causas de los problemas y desintegración familiar
Existen diversos factores que provocan conflictos familiares que pueden llevar a su desintegración, entre ellos:
- Falta de comunicación, ya que estudios han demostrado que las relaciones familiares se deterioran cuando el diálogo cesa.
- Distancia física entre los miembros de la familia, donde la mudanza de un integrante o la separación de los padres puede contribuir al desarraigo familiar.
- Expresión o falta de expresión emocional, así como el impacto negativo que los padres pueden tener en sus hijos.
- Cumplimiento o incumplimiento de los roles parentales.
- Diferencias en opiniones.
- Cambios dentro de la familia, como mudanzas, la llegada de un nuevo hijo o la inclusión de una nueva persona en el hogar.
- Entorno circundante que rodea a la familia.
- Presiones derivadas de enfermedades de un miembro familiar, ya sean mentales, emocionales o físicas.
- Problemas laborales, como el desempleo o la carga adicional de responsabilidades familiares.
- Dificultades en la confianza dentro de las relaciones.
- Problemas de adicción.
- Violencia física o psicológica.
- Desafíos financieros.
- Problemas de apego en relaciones familiares que se generan desde la infancia y afectan al individuo en su adultez.
- Además de las diversas influencias negativas que una persona puede haber experimentado en relaciones anteriores.