Efectos del aumento de la temperatura corporal

Síntomas de la fiebre

La fiebre se define como un aumento de la temperatura corporal que supera los 37 grados Celsius. Sin embargo, solo requiere atención médica cuando la temperatura excede los 38 grados Celsius. Es importante señalar que la fiebre es una respuesta del sistema inmunológico ante factores externos, tales como virus, bacterias, toxinas, entre otros. Esta situación puede provocar incomodidad y se asocia comúnmente con varios síntomas, entre los cuales podemos mencionar los siguientes:

  • Escalofríos y temblores.
  • Dolores musculosqueléticos, incluyendo malestar en articulaciones y otros músculos.
  • Dolores de cabeza.
  • Sudoración excesiva o intermitente.
  • Aumento de la frecuencia cardíaca y palpitaciones.
  • Enrojecimiento de la piel.
  • Sensación de mareo o desmayo.
  • Dolor ocular.
  • Fatiga generalizada.
  • Pérdida de apetito.
  • Deshidratación.
  • Inflamación de los ganglios linfáticos.
  • Síntomas específicos en bebés y niños pequeños, como mayor irritabilidad, letargo, dificultad para tragar, rechazo a la alimentación y la ingesta de líquidos, así como palidez.

Síntomas de fiebre elevada

En casos severos, un aumento significativo en la temperatura corporal puede dar lugar a algunos de los siguientes síntomas:

  • Somnolencia excesiva.
  • Confusión.
  • Convulsiones.
  • Erupciones cutáneas.
  • Dolores intensos en el cuerpo.
  • Dolor al orinar.
  • Náuseas y diarrea.
  • Flujo vaginal inusual.

Complicaciones relacionadas con la fiebre

No abordar adecuadamente la fiebre y el aumento de temperatura de moderado a severo puede resultar en múltiples complicaciones graves que pueden poner en riesgo la vida del paciente e incluso provocar la muerte en algunas circunstancias. A continuación, mencionamos algunas de estas complicaciones:

  • Dañar el cerebro.
  • Entrar en coma.
  • Convulsiones febril; esta es una complicación comúnmente observada en niños de entre seis meses y cinco años debido a la elevación de la temperatura corporal, resultando normalmente en pérdida de conciencia y espasmos en las extremidades. Cabe destacar que la mayoría de estas convulsiones no causan efectos duraderos y tienden a solucionarse por sí solas al disminuir la temperatura corporal.

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