Antiguas Obras Maestras

Petra

Petra es considerada uno de los más destacados tesoros arquitectónicos del mundo. Esta joya turística atrae a millones de visitantes cada año. Tallada en la piedra rosada por los nabateos, la ciudad ha sido conocida desde hace aproximadamente dos mil años como «la ciudad rosa». Su ubicación estratégica permitió que funcionara como un importante punto de paso para las caravanas comerciales entre el Mar Mediterráneo y el Mar Arábigo. La ciudad permaneció en el anonimato hasta 1812, cuando el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt la redescubrió y la presentó al mundo. Además de la belleza y autenticidad de Petra, su construcción refleja un notable ingenio arquitectónico. Ejemplos de ello son el ingenioso sistema de riego y los pozos avanzados que abastecieron de agua a cerca de treinta mil personas. La Tesorería, con sus impresionantes columnas, despierta asombro al saber que fue esculpida de arriba hacia abajo, lo que resalta el talento excepcional de sus artesanos.

La Gran Pirámide

El faraón Jufu, conocido como Keops, siguió los pasos de su padre, el rey Snefru, al construir una pirámide donde sería enterrado para asegurar su inmortalidad. La Gran Pirámide de Giza, también conocida como la pirámide de Keops, es considerada una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Su construcción ha estado rodeada de numerosos misterios, dando lugar a mitos y teorías sobre la identidad de sus constructores y los métodos utilizados. Se han difundido especulaciones que sugieren que seres extraterrestres pudieron haber participado en su edificación, así como leyendas que insinúan que criaturas salidas del inframundo fueron responsables. Otros han teorizado que su construcción implicó magia y brujería. La pirámide fue ubicada sobre una base rocosa resistente que garantiza su estabilidad a lo largo del tiempo, estando compuesta por aproximadamente 2.3 millones de enormes bloques de piedra, con un peso promedio de dos toneladas y media cada uno. Algunos bloques alcanzan un peso estimado de quince toneladas, y su construcción requirió la colaboración de veinticinco mil trabajadores, todos ellos no esclavos.

La Gran Muralla China

La Gran Muralla China se extiende a lo largo de 8,850 kilómetros por las colinas del sur de la llanura de Mongolia. La construcción de esta monumental estructura se inició durante la dinastía Qin, alrededor del año 200 a.C., con el objetivo principal de proteger las tierras chinas de las incursiones mongolas. Sin embargo, su eficacia se vio comprometida debido a que no era completamente continua, presentando secciones vulnerables que permitían la fácil penetración, lo que redujo su relevancia y efectividad. Hoy en día, tras ser incluida en la lista del Patrimonio Mundial, se ha convertido en un importante destino turístico que atrae a miles de visitantes diariamente.

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