La Última Expedición en el Islam
Los eventos de la última expedición en el Islam ocurrieron en el noveno año de la Hégira, durante el mes de Rajab, y se conocieron como la Batalla de Tabuk. Esta confrontación estaba planeada entre los musulmanes y los romanos, quienes habían salido de sus territorios y avanzado hasta la región de Balqa en Jordania. El Profeta Muhammad, paz y bendiciones sean con él, ordenó a sus compañeros que se prepararan para encontrar al enemigo. Esta fue la última campaña militar que lideró el Profeta junto a sus nobles compañeros.
Condiciones de los Musulmanes Antes de la Expedición
Los musulmanes atraviesaron momentos extremadamente difíciles, y la Batalla de Tabuk representó una prueba real para los creyentes, diferenciando a aquellos de fe genuina de los hipócritas. Algunas de las dificultades que enfrentaron los musulmanes antes de o durante el trayecto a la expedición incluyen:
- La escasez de frutos y provisiones, ya que su salida de Medina ocurrió antes de que la cosecha estuviera lista, lo que obligó a los musulmanes a partir con pocos recursos.
- La insuficiencia de ganado que los acompañaba, ya que cada dieciocho hombres musulmanes debían turnarse para montar un solo camello durante su viaje.
- El intenso calor que afectó a los musulmanes en su trayecto, causando una profunda sed entre los compañeros, quienes rogaron al Mensajero de Allah. El Profeta oró a Allah para saciar su sed, y Él envió una nube que les proporcionó lluvia, permitiéndoles beber y refrescarse.
- La lejanía del destino que los musulmanes estaban tratando de alcanzar, junto con la baja cantidad de fuerzas en comparación con la potencia y armamento del enemigo.
Victoria de los Musulmanes sin Combate
Los musulmanes se sorprendieron al llegar a Tabuk, preparados para enfrentarse a un ejército romano, solo para descubrir que no había nadie allí. Comprendieron que el ejército romano había huido al enterarse de que el Profeta Muhammad, paz y bendiciones sean con él, había salido con un contingente de treinta mil compañeros para confrontarlos. Es probable que los romanos recordaran los sucesos de la Batalla de Mu’tah que había ocurrido poco tiempo antes y lo que les sucedió a manos de un ejército musulmán de solo tres mil combatientes. Allah llenó sus corazones de temor, lo que les llevó a huir y otorgó la victoria al Profeta sin necesidad de combate.