El limón
El limón es una fuente rica en compuestos polifenólicos que actúan como antioxidantes, los cuales se cree que juegan un papel importante en la mejora del proceso de quema de grasas y en la pérdida de peso. Un estudio realizado en ratas mostró que el consumo de limón puede reducir el aumento de peso cuando se sigue una dieta alta en grasas. Esto se debe a su capacidad para disminuir los niveles de azúcar en la sangre y mejorar la resistencia a la insulina. Si bien estos efectos aún no están confirmados en humanos, muchas personas han elogiado el limón por su capacidad para ayudar en la reducción de peso. Sin embargo, no se ha determinado si este efecto se atribuye únicamente al limón o también al agua con limón, que podría disminuir el apetito y las porciones alimentarias.
Vinagre de manzana
El debate entre los expertos sobre el vinagre de manzana y su potencial para ayudar en la pérdida de peso persiste, ya que existen pocas evidencias científicas que demuestren su efectividad como quemador de grasa. Un estudio llevado a cabo en 2014 sugirió que podría ser beneficioso para controlar niveles altos de azúcar en la sangre y combatir la obesidad, aunque no se encontraron pruebas suficientes que confirmaran su impacto directo en el metabolismo. En un estudio posterior realizado en animales en 2016, se observó que el vinagre de manzana aumentaba la sensación de saciedad y mejoraba los niveles de azúcar y colesterol en la sangre. Es vital mencionar que al usar vinagre de manzana, este debe ser diluido mezclándolo con al menos diez partes de agua, ya que el vinagre concentrado puede dañar el esmalte dental y causar irritación en la boca y la garganta.
El té verde
El té verde se destaca por su alto contenido de compuestos polifenólicos, que son antioxidantes que estimulan el metabolismo y la quema de grasas. Según un estudio, consumir té verde con cafeína o tomarlo como suplemento dietético podría resultar útil para la pérdida de peso.
El agua
Diversas investigaciones han demostrado que el agua es benéfica para la pérdida de peso, ya que su consumo puede disminuir el apetito y las ganas de comer, lo que conlleva una reducción en la ingesta calórica durante las comidas. Además, el agua incrementa la quema de grasas; por ejemplo, un estudio realizado con 12 participantes reveló que beber 500 mililitros de agua aumentó su gasto energético. Asimismo, el agua ayuda a eliminar desechos del cuerpo que podrían contribuir al aumento de peso. Es importante destacar que optar por agua en lugar de bebidas altas en calorías, como los refrescos, puede resultar en una menor ingesta calórica a lo largo del día.