El mejor momento para practicar deporte

Ejercicio Matutino

Para muchas personas, realizar ejercicio en las horas de la mañana puede resultar más sencillo, especialmente si tienen compromisos por la tarde o en la noche. Hacer ejercicio por la mañana ayuda a evitar la sensación de fatiga a lo largo del día y no interfiere con la calidad del sueño nocturno. Al ejercitarse se eleva la temperatura corporal y se incrementa la frecuencia cardiaca, factores que pueden obstaculizar el sueño durante la noche. Según una investigación, hacer ejercicio a las siete de la mañana favorece un descanso reparador en comparación con hacerlo a la una de la tarde o a las siete de la noche.

Adicionalmente, otra investigación demuestra que realizar ejercicios matutinos de intensidad moderada, como caminar rápidamente en una caminadora durante 45 minutos, disminuye el apetito tras finalizar la actividad. Asimismo, estudios sugieren que se puede quemar aproximadamente un 20% del peso corporal al hacer ejercicio con el estómago vacío, lo cual es más factible realizar en la mañana que en la tarde o noche.

Ejercicio Vespertino

Aunque el ejercicio matutino presenta múltiples ventajas y beneficios, también existen aspectos positivos al ejercitarse en las horas de la tarde o en la noche. Una investigación indicó que realizar ejercicio por la tarde aumenta la temperatura corporal a lo largo del día, mejora el rendimiento y la fuerza muscular, y activa las enzimas que favorecen la resistencia del organismo. Dado que la temperatura corporal alcanza su punto máximo entre las dos de la tarde y las seis de la noche, este periodo es considerado óptimo para el ejercicio. Además, la capacidad del cuerpo para absorber oxígeno es mayor durante las horas vespertinas.

A pesar de que algunas personas advierten que el ejercicio nocturno podría interferir con el sueño, un estudio reveló que aquellos que levantaron pesas por la noche obtuvieron una calidad de sueño superior y duraron más tiempo durmiendo en comparación con los que ejercitaron por la mañana.

Adaptación a los Cambios

El momento ideal para hacer ejercicio está asociado al reloj biológico del cuerpo, el cual es un ciclo diario que regula todas las funciones fisiológicas, como el estado de alerta, la presión arterial y la temperatura corporal. Cada persona posee un ritmo circadiano de aproximadamente 24 horas que puede ser ajustado para optimizar el rendimiento físico en determinados momentos del día. Este proceso es similar a modificar la hora de una alarma, donde pueden presentarse dificultades para despertarse en un nuevo horario durante las primeras semanas. Sin embargo, con el tiempo, el cuerpo se adaptará a despertarse a esa nueva hora o incluso un poco antes.

En este sentido, la creencia de que existe un momento concreto del día más propicio para el ejercicio depende tanto del horario personal como de la capacidad física del individuo. Por lo tanto, es recomendable comenzar a ejercitarse en ese momento preferido y, con el tiempo, el cuerpo se familiarizará y el ejercicio se convertirá en parte integral de la rutina diaria.

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