Poemas de amor de Ahmed Shawqi

Yo como tú, oh luna del valle

Yo como tú, oh luna del valle

Llamé a Leila, clama en la oscuridad

Y envía el susurro en versos tan claros

O repite desde detrás de la fronda mi canto

No reprimas el anhelo, pues dos heridas nacen del dolor

Y la melancolía, pues las lágrimas fluyen de un lecho

Recuerda si nos encontramos en la sed

Y cómo resonó el eco con el suave murmullo

Y tú en la asamblea de los alhelíes perdías la calma

No te alejaste de las reuniones sino para unirte

Recuerda ese beso en tu confuso cabello

Que lo extravió la boca y se perdió en tu radiante parte

Y también un beso sobre una mejilla delicada y fragante

Más hermoso que una rosa bajo el rocío que avanza

Recuerda el paisaje del valle y nuestra reunión

junto al arroyo como dos pájaros en el valle

y la rama nos abrazaba con ternura y anhelo

y el agua a nuestros pies daba un aire fresco

Recuerda las bendiciones aquí y allá

de la dulce melodía en la arboleda o de la canción del cantautor

Recuerda la cita que el tiempo nos brindó

¿Acaso volé de emoción o corrí hasta mi encuentro?

Logré lo que logré de deseos y esperanzas

Y me fui sin contar mis alegrías y celebraciones.

Débil sin movimiento

Débil, y sin movimiento

pero se anima al verte

y se inclina por el deleite si

tú inclinas, oh rama de la caña

La belleza te cubrió con

las hojas del encanto que te cubren

Y has crecido en mi interior

y el corazón, de su sangre, te sacia

Dulces promesas, ¿cuándo cumplirás?

¿Te veré cumplirlas, o quizás

De cada palabra que dijiste, si me lo permites

besé tu boca a cambio

Tomé la dulzura de tus labios

Como la angustia de tu mirada

Decirlo es un error que el amor comete

pues sólo tus ojos recolectaron

El anhelo que ha caído al mirarte,

y te convirtió en el destino de quien te ve.

Pregunten por las copas del vino, ¿tocaron sus labios?

Pregunten por las copas del vino, ¿tocaron sus labios?

Y consulten la bebida, ¿tocó sus dientes?

Permaneció en el jardín y me dio de beber con pureza

No de la salvilla ni de la rosa su frescura

No es un inconveniente que si mi copa la llenaras

Aunque me ofrecieras el elixir de su fragor

Esbelta como el mirto, el viento se enrolla a su alrededor

y se agrupa bajo el adorno de sus cinturas

Su conversación es encantadora, aunque es música

se deslizó por la boca de David cuando él la cantaba

La paloma del bosque, quien la canta con pesar

y quiénes, tras la oscuridad, susurran con deseo

Le lanzaron bucles a la noche y le arrojaron

sus manos tiernas, y sus ojos perdidos en él

El deseo la llevó a sus seres queridos, y evocó

llantos, a veces gritando su queja

Oh vecina del bosque, los días del amor se han ido

como un sueño, acompáñame en el lamento de los días pasados.

En mis flores, de aquellos del amor

En mis flores de la caña, de los

del amor se reúnen las características

como dos amantes que se encuentran

pero en los asientos de la planta

comparten compañía, encontrando el amor en todas partes

Este hacia este se inclina,

y por ello, hacia este se vuelve

pero en la alborada de la vida

y en la luz del día, es su muerte

Prometieron que vivirían, y no

¡Esperaban un deseo que se fue!

¿Quién me ofrece un mercado donde se ofrezca?

donde se diga ‘toma’ o ‘da’?

Vendo una vida por sus penas

y un instante por las cosas placenteras.

Tu amor me ha despojado de mi descanso

Tu amor me ha despojado de mi descanso

y mi llanto es por ti, tu dulzura

mi confusión del corazón me atormenta

despierta Nightingale el parpadeo

no quedó una letra, salvo un pequeño suspiro

que te queda con tus ojos y te despoja

Se apoda la belleza en su fuerza

y hace a la estrella moverse y le agota

y establece la noche y lo resigna

y un lamento en el verde repite

cuánta anhelo hay en tu sombra

y nunca olvidó ese dulce lazo

y no importa la pena de mi corazón

con cada mirada tuya que indica mi destino.

El amor aparece sin pedir permiso

El amor aparece sin pedir permiso y se extraña

Y yo te veo en el momento de tus encantos

Haz lo que quieras, pues la belleza no es un rey

para que sea escuchada en su mandato

Puedes asustarte ante los rumores del amor

y es mi deber amar al ciervo asustado

Dijeron que el ciervo escuchó a quien le informó

Y yo digo que el ciervo no ha escuchado ni tomado en cuenta

Yo soy quien te ama, en tus impulsos me acompaña

y es quien ama tus caminatas a su propio deseo

He presentado frente a mis días de amor

y las he presentado como un anhelo desperdiciado

Y he sido sincero en mi amor, por lo que no me importa

concederte el mundo o retenerlo para mí

Oh tú que viniste desde tu pérdida hacia el amor

desafiando a mi deseo con tu belleza.

Endereza el lazo de tu corazón y descansa en él

Endereza el lazo de tu corazón y descansa en él

Desde la ribera de la arena y su camino

Y de la danza de las jóvenes sobre su ladera

ringueando los contornos de las colinas

Las gacelas quebrantadas se enfrentan a aquel

que ha encantado a los más sensatos

Las blancas perlas de la belleza se encuentran

en un destello desde la suavidad de su esencia

Los txas de la menta al acecho

como las flores de rosa sobre el tallo

Pesadas en la tierra del anochecer

y más en belleza que sobre las estrellas

Caminarán como bandadas con tranquilidad

el andar de la voladora segura entre sus redes

Sin sueño alguno levantará la mirada, en sus ramas

un párpado recibió la belleza de Bábil

Los misterios encantadores la pierden sobre su linde

Oh, gacela del desierto, te he protegido del amor

Y si tus ojos han escuchado los rumores

no derramaste lágrimas nunca, y si acaso

te has pasado en el llanto y su torrente

Este parece un despido de amor al extraño

al que lanzaron al viento sin protección

el cazador de la cuerda que acabó con el amor

en la piel del amor no hay refugio de su deseo

un joven, y a mi lado amanece

una chispa de deseo en cada uno de sus lados

y un canto en todos sus aullidos

¿cuántas veces diciendo que se detenga él

y yo estoy hablando llorando su tormento?

No se mueve el viento de su lugar

y las víboras del deseo no se alzan

he soportado en el amor lo que jamás se había mantenido

para llevarlo al corazón.

Levántate y saluda a estas luces

Levántate y saluda a estas luces

saluda a las bellas benditas

Y baja tu frente como señal de respeto

para las hermosas que van cubiertas

el encanto y el santuario de las plegarias

este es el lugar de las madres

¿Acaso puedes valorar las madres?

No hables en vano y no digas

más que palabras firmes y profundas

y si hablas no te conviertas en

un discurso que desmerece la integridad de la niña

recuerda la importancia del ayer

oh hermana, del sufrimiento humano.

No has encontrado más que miseria

ante la mirada de los orientales.

Toma el libro y cite las palabras

y la historia de los antiguos en los caminos

y regresa a la fuerza de la pasado

y sigue lo que enseñaron los hombres del pasado.

Este es el Mensajero de Dios; no

restó los derechos de las creyentes,

pues el conocimiento es un mandato

para sus mujeres sabias.

Que sean comerciantes y viajantes

en los asuntos de la vida.

Y ciertamente, han elevado su descendencia

en temáticas del conocimiento exquisito.

La que fue, llenaba el mundo

y se burlaba de los narradores.

Ellas contaron historias

y explicaron los versos claros del libro.

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