Lo más bello que se ha dicho sobre el amor hacia los hijos

El Amor a los Hijos

El dinero y los hijos son el adorno de la vida en este mundo. Por lo tanto, es fundamental cuidar de su educación y mantener su buen comportamiento. Ellos son como flores: cuanto más los regamos con amor y atención, mayor será su fruto en bondad, felicidad, alegría y satisfacción. Además, los hijos son los futuros líderes de la sociedad. Por eso, hemos recopilado para ustedes algunas frases que expresan el amor por los hijos.

Frases Bellas sobre el Amor a los Hijos

  • El amor por los hijos no proviene solo de su relación de parentesco, sino que se origina en la amistad que se cultiva a través de la educación.
  • La ausencia de los hijos no endurece el corazón cariñoso.
  • A menudo, los hijos son engañados por grandes logros, mientras que los hombres son guiados por la fe.
  • Un hogar lleno de niños es un lugar donde no entra el mal.
  • Los hijos son un tesoro más valioso que las riquezas materiales.
  • Ama a tus hijos con todo tu corazón y educa su espíritu con firmeza.
  • El padre cuida de diez hijos, pero a menudo son los diez hijos quienes no pueden cuidar de él.
  • Los niños necesitan modelos a seguir más que críticos.
  • La carne sin sal y el niño sin disciplina son igualmente perjudiciales.
  • Es mejor que un hijo llore que un padre lo haga.
  • El futuro de un niño es forjado por su madre.
  • Un hijo virtuoso es la alegría de su padre.
  • Un hijo es la luz que ilumina el hogar.

Poemas sobre el Amor a los Hijos

Poema: Recuerdos de un Niño Treintañero

Este poema es obra del poeta saudí Abdullah bin Rfoud Al-Sufyani, quien nació en Taif y obtuvo un doctorado en Filosofía de la Educación Islámica. Actualmente, es el director general de la Enciclopedia Mundial de la Literatura Árabe (Adab).

He llegado…

Para encender el frío de la distancia con recuerdos.

Cruce el océano del bullicio…!

Y los pasillos del caos…!

Vine como un (espejo del ciego)

Como el susurro de los huérfanos hacia sus madres…!

Vine a despertar mi herida de su letargo…!

Y antes, hace unos momentos, estaba conmigo

En los caminos de la seducción…

Se inclinó un poco para descansar de nuestro largo camino.

No se aquietó… hasta que yo lo haga…!

Y mi corazón no encontrará paz con él…!

Vine como un torbellino arrojado por el mar

Salado, arrastrado a cada puerta…

Y me convertí en el canto de la claridad

en medio del frenesí…

Y la batalla de los mares contra la tierra!

Salí de la roca en busca de

una gota de agua en nuestra árida tierra

Así que ven, arrástrame a tus labios…

Y en mi sangre, un viaje de nubes…

Y en mi corazón, vitalidad…!!

Te amo, aún lo canto al vacío…

Porque ya no hay en el vecindario quien se ría…!

Y el loco de Layla… y Layla en el barrio

No preguntan y no son preguntados…!

El alcalde del vecindario me dijo

Me refiero a (Saad)…

No contaminen nuestro aire

No hay amor en nuestro tiempo…!

…ni tristeza…!

Y había aquí un banco…

Las mareas lo llegaron…

Las mareas del mar…

Y la inmensidad del espacio en colores y sonidos…

Con la imagen «muerta»…!

No hay corazón… no hay cara para ofrecer sonrisas a los que pasan

Porque en cada casa hay rincones…

Y en cada rincón, un banco de mármol…!

Habla de que el tiempo se ha detenido…

Y avanzó…!

Y el vecino de los corazones se ha convertido en pared…!

Mi discurso ha dejado de ser fragmentado… por

los trazos de las decoraciones…

la locura de la juventud!…

La conversación de los arbustos con la luz

del niño que canta en la escuela…!

Reúno los restos de la vida aquí…

Del barro…

De los murmullos de los callejones…

De las encantadoras ilusiones…!

Y de nuestra reunión al atardecer

Cuando la lluvia nos separa…!

De los temblorosos panes

en la mano de su panadero

Desde la calle interior

Hasta la calle exterior

Y del eco de sus pasos en los corazones…!

Y de los murmullos de las ancianas antes del ocaso

Nos infunden miedo a los monstruos y a la locura…!

De las historias que tejen la lana de la vida

Y de su disolución en la separación…

Ellas cantaban una leyenda que amaban en su juventud…!

Reúno las historias de las cortinas

A través de las ventanas de los que llegan…

Y de los susurros de los pequeños sobre el engaño próximo…

Y cómo compartirán el chicle…

Y darán la bienvenida al «helado del éxito»…!?

Los rincones aquí están impregnados…

Y el silencio tiene un murmullo…!

Y tengo en lo profundo de los rincones restos

de quien les habla…

Era su profesor genial…

Y el travieso piadoso

i que no tiene ataduras…!

¿Qué puedo contar…?

El tiempo exprimió su aceituna…!

Y las sombras de los años se inclinaron…!

La tierra tembló bajo nuestros pies, pesada

Y ya no queda en la gramática un verbo ni un sujeto…

Nuestras oraciones se han convertido en esenciales…!

No hay expansión en los límites del espacio…

Y el tiempo se ha encogido en los lugares…

El viento retumbó en nosotros

Desde el este… y desde el sur…

Las leyes traicionaron la brújula…!

Y el tiempo ha envidiado a los lugares…!

Veo en los rostros la tristeza…

Y percibo lo que no se ve…

Y lo que no se ve, si fuera visto… sería…

¡Una catástrofe…!

¿Estás cansado…?!

Dices, mientras tu sensación se ha desvanecido en el látigo de la pregunta…!

Y estaba a un par de letras de buscar respuestas…!

Y clamar por la luz, el amanecer y la verdad

Pregunto en nombre de los perdidos

Y en nombre del cerco

Y en nombre de la infancia

En nombre de aquellos caminos que se cerraron…

No hay fin… no hay mar…

No hay voz… no hay muerte…

Todo el océano es una pared…

Pregunto…!!

¿Dónde están los pequeños?

¿Y dónde están las visiones para las aldeas?

Para las viejas callejuelas

Para los transeúntes descalzos

¿Y dónde están las sillas y los muelles?

¿Y dónde está «El Canto de los Pastores»…!?

… y… y…

¿Y dónde está la vida que amé y perdí…!

¿La perdí…?

¿O fue la vida la que me perdió a mí…!!?

Poema: Padre

Este poema es del poeta sirio Omar Baheyy al-Amiri, nacido en 1916 en Alepo. Comenzó a escribir poesía a la edad de nueve años. Fue embajador de su país en Pakistán y Arabia Saudita, y tiene un libro titulado «Padre».

¿Dónde está el dulce bullicio y el alboroto

¿Dónde el juego que acompaña el estudio?

¿Dónde está la niñez en su ardor?

¿Dónde las muñecas esparcidas por el suelo y los libros?

¿Dónde las peleas sin motivos?

¿Dónde el llanto que no tiene razón?

¿Dónde el llanto y la risa en

un tiempo juntos, la tristeza y la alegría?

¿Dónde la carrera a mi lado

llena de entusiasmo cuando comen o beben?

Se empujan unos a otros para estar conmigo

cerca de mí, donde quiera que se vuelvan?

Me llaman «papá» cuando están alegres

y me gritan «papá» cuando se enojan.

Me llaman «papá» cuando están lejos

y «papá» cuando se acercan.

Ayer llenaron nuestra casa

y hoy, ¡ay hoy! han desaparecido.

Y el silencio que bajó

trae su carga en el hogar desde que se fueron.

Un suspiro se calma, en la que resuena

el pesar y el cansancio.

Se han ido, sí se han ido, y su hogar

está en el corazón, no se alejan ni se acercan.

Los veo donde quiera que miro

mi alma ha quedado para siempre con ellos.

Siento en mi mente su travesura

en el hogar, en los que nada les lastima.

Y el brillo de sus ojos, cuando triunfan

y las lágrimas que arden cuando son vencidos.

En cada rincón hay un rastro de ellos

y en cada esquina hay un estruendo.

En las ventanas rompieron el cristal

y en la pared pintaron y escribieron.

En el plato hay algo de lo que comieron

y en la caja de dulces que saqueaban.

En la mitad de la manzana que mordieron

y en las gotas de agua que derramaron.

Los veo en cada dirección que miro

como bandadas de aves que pasaron.

Ayer en «Qornayel» se escondieron

y hoy han sido abrazados por «Alepo».

Mis lágrimas que retenía con firmeza

cuando lamentaban su partida.

Hasta que se fueron, arrancaron

de mis entrañas un corazón que anhela por ellos.

Me encontré como un niño en su anhelo

cuando el llanto brotó como lluvia.

Los extrañaría hasta a aquellos que desearan

y, si no lloro, eso es lo sorprendente.

Ciertamente no todo llanto es debilidad

pues en mí está la determinación de un padre.

Reflexiones sobre el Amor a los Hijos

Reflexión Uno:

El hijo es el fruto del corazón de su madre… es un pedazo de su alma… es la vida y es todo para ella… teme por él de cualquier cosa… y si le ocurre algo, es como si le sucediera a ella… vela siempre por su bienestar.

Reflexión Dos:

El hijo es el apoyo de su padre… es su legado en la vida… el hijo es la alegría de sus padres… es la mayor bendición que Dios ha otorgado a sus progenitores… hacen todo lo posible por su felicidad y bienestar.

Cartas sobre el Amor a los Hijos

Carta Uno:

Los hijos viven en el presente…

cada hora a su vez…

no son presos de pensamientos…

ni de planes para el futuro…

no se cuestionan cómo será su vida y qué harán…

Sus emociones son delicadas…

sus charlas son cautivadoras y sus interacciones son llenas de amor…

Carta Dos:

El amor por los hijos es un instinto interno…

una gran emoción…

y un regalo de Dios, el Altísimo…

Carta Tres:

Es esencial que manifestemos nuestro amor…

Es importante que les mostremos a nuestros hijos que los amamos…

Porque eso incrementa la confianza que tienen en sí mismos…

y mantiene su equilibrio emocional y psicológico…

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