Síntomas de la sensibilidad al gluten en adultos
Sensación de hinchazón
La hinchazón se define como la acumulación de gases en el abdomen, provocando una sensación de malestar. Según un estudio, el 87% de las personas con sensibilidad al gluten experimentan esta incomodidad, lo que la convierte en uno de los síntomas más comunes. Además, puede ser indicativa de otros problemas de salud subyacentes.
Problemas de estreñimiento y diarrea
Es común que los afectados por la sensibilidad al gluten sufran de estreñimiento y diarrea de manera regular. Aunque la presencia de estos problemas digestivos puede parecer normal en ocasiones, su manifestación recurrente puede señalar una sensibilidad al gluten. En algunos casos, las heces pueden presentar un olor desagradable, lo que sugiere mala absorción de los nutrientes.
Ansiedad y depresión
La ansiedad y la depresión son trastornos psicológicos comunes, y diversos estudios han demostrado una correlación entre la sensibilidad al gluten y estos trastornos. La sensibilidad al gluten puede afectar las habilidades motoras del individuo, por lo que es recomendable consultar a un profesional de la salud si se experimentan síntomas de ansiedad o depresión.
Sensación de náuseas
La aparición de náuseas tras consumir una comida rica en gluten es un indicativo significativo de sensibilidad al gluten. Esto también podría ser consecuencia de otros problemas de salud.
Síntomas cutáneos
Las personas con sensibilidad al gluten son propensas a diferentes formas de erupciones cutáneas. La dermatitis herpetiforme es una de las cinco variantes asociadas con la sensibilidad al gluten. Esta afección se manifiesta con erupciones rojas, ampollas, picazón intensa y sensación de ardor. Además, existen otros tipos de erupciones cutáneas relacionadas con la sensibilidad al gluten, tales como:
- Dermatitis atópica, comúnmente conocida como eczema.
- Picazón persistente.
- Psoriasis.
Pérdida de peso inexplicada
La pérdida de peso inexplicada es un efecto secundario frecuente de la sensibilidad al gluten. Se estima que dos tercios de las pérdidas de peso inexplicadas durante un periodo de seis meses pueden atribuirse a esta condición, lo que a menudo se puede explicar por los diversos síntomas gastrointestinales y la mala absorción de nutrientes.